Región argentina: El veneno de la serpiente

Panfleto de compas anarquistas de Pigüe (Buenos Aires) sobre el triunfo de Milei y el futuro gobierno ultraliberal (o anarcocapitalista) que tomará el poder en la región argentina (Nota Lapeste.org).


Ante el nuevo escenario político en la región Argentina que le dio el triunfo presidencial a Javier Milei no podemos rasgarnos las vestiduras como hace buena parte del progresismo que no se hace cargo ni del lamentable papel que nos ha empujado hasta donde estamos, muchos menos festejar alabando las bonanzas privatizadoras de un sector tan rancio y reaccionario como la derecha. El anarquismo ante todo lucha, como lo ha hecho siempre.

Nuestro eterno enemigo de clase hoy viste un ropaje conocido pero remozado, recurre a apropiarse de nuestras ideas y rasgos distintivos para venderse como algo nuevo. Se sabe que esta corriente del liberalismo, representada por Milei, desde la década del 70 en Estados Unidos intenta reapropiarse de conceptos que hasta entonces les eran antagónicos por su caris anticapitalista, algo muy similar a lo que ha hecho el peronismo en estas tierras desde mucho antes. Parece que eso de tomar el discurso del adversario para introducir las propias ideas (del capital) sigue surtiendo efecto…

Bajo el enorme paraguas de La Libertad Avanza (nombre para nada casual del partido ganador de las elecciones) caben todo tipo energúmenos y expresiones revanchistas que esperaban agazapadas un viento de cola para salir a la luz, bastante parecido a esa bolsa de gatos de la que gustaba jactarse el general Perón. Incluso si tenemos en cuenta la seguidilla de amenazas y agresiones que se vienen realizando a espacios sociales, políticos y minorías disidentes se puede percibir un tufillo que nos recuerda a la Triple A. Aunque para ser sincero todas estas reminiscencias, menemismo incluido, no son otra cosa que cuestiones de formas, intentos de dotar de una identidad conocida a una fuerza que recién está naciendo y necesita contener el variopinto perfil de su electorado puesto que en definitiva Milei y su gente representan la defensa irrestricta del capital, más brutal y desbocada tal vez, pero capitalista al fin.

En un contexto de precarización alevosa, cifras de 40,1% de pobreza y 9,3% de indigencia, un ajuste cada vez más acentuado (inflación imparable) nulas expectativas de resolver la problemática habitacional y empleo paupérrimo que solo alcanza para seguir siendo pobre era esperable que el resultado electoral sea este. Obviamente Massa y su gente también tenían que continuar ajustando pero decorosamente, con derechos, inclusión y toda esa pantomima que tanto le gusta al progresismo. Pero esta vez la sociedad se manifestó dándole un revés, aunque mas no sea pegándose un tiro en el pie.

Tierra de confusiones

Es de destacar el miedo con el que nos torturaron durante todo este año de campaña quienes se encontraban en la vereda opuesta de Milei, tanto sectores políticos partidarios, antifascistas e incluso algún que otro compañero (nuestro), también artistas y rockeros que azuzaban el fantasma del fascismo llamando a votar abiertamente por Massa, el superministro de economía en funciones que prometió lo que no hizo durante su mandato. No les alcanzo con hacer trizas su dignidad que acto seguido se dedicaron a increpar y señalar a la sociedad por el resultado final, al parecer siempre se puede caer más bajo.

Pero Milei no es fascista, es liberal y partidario de la escuela austriaca*, una corriente marginal de la economía que postula la no intervención del Estado como ente regulador a la vez que le canta loas al mercado y el sector empresarial que se sirve de la especulación y su matriz explotadora.

¿Cómo seguimos?

Veremos en qué decanta el panorama político/social pero el presagio no es nada bueno. Aun no asumió al poder y ya estamos viendo los alineamientos con Estados Unidos y el genocida Estado de Israel, se habla del interés del futuro presidente por convertirse al judaísmo (¿sionista?) incluso lo cual es todo un símbolo de genuflexión en tiempos de avanzada imperialista.

El vaticinio es que indefectiblemente habrá mayor conflictividad social en la calle dado que los gremios empiezan a despertar del letargo en el que estaban ante las amenazas de despidos y recortes en diferentes sectores, las organizaciones sociales anuncian lo mismo si se vulneran o pierden los famosos derechos adquiridos (aunque esto también ya venia ocurriendo).

Nuestra perspectiva revolucionaria y ácrata va mas allá por ende deberíamos optar por una organización más efectiva que socave los cimientos de esta sociedad capitalista que en los últimos años no ha hecho más que moverse pendularmente entre dos tendencias gestoras de la miseria profundizando la lógica individual del sálvese quien pueda. Mientras continúe el envalentonamiento reaccionario no podemos permitir ataques o agresiones hacia las personas o espacios de lucha, no descartemos la opción de conformar instancias de autodefensa para guarecernos de esto mismo. En el terreno institucional nada tenemos que hacer más que señalarlo y combatirlo como siempre lo hemos hecho por ser este un ámbito de las clases dominantes donde van a morir nuestros anhelos de revolución.

Seamos entonces el suero antiofídico que neutralice el veneno de la serpiente de Gadsden, tejiendo redes de solidaridad y lucha con quienes compartan el más ferviente deseo de emancipación social contra toda tutela capitalista o estatal (falsa dicotomía) sin entregar nuestras banderas históricas de fraternidad internacional.

30 de noviembre de 2023

Pigüé,

Buenos Aires, región argentina

Fuente: Biblioteca y Archivo Alberto Ghiraldo


Colaboraciones a edicionesapestosas[arroba]riseup.net


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