La peste

MENU
  • Nosotrxs
  • Blog
  • Ediciones
  • Lapestezine
  • Recursos
    • Artículos
      • Coyuntura política
      • Carceles
      • Educación
      • Feminismo
      • Historia social
      • Ecología
      • Economía
      • Teoria política
    • Entrevistas
    • Audiovisual
      • Cine documental
      • Cine ficción
    • Revistas y Fanzine
    • Noticias, comunicados y columnas
  • Contribuciones
  • Rss Feed
  • Twitter
  • Facebook
  • Email me
  • 3 marzo, 2021 • 149

    Invitación a compartir campañas solidarias para siguiente nº de Acción Directa

  • 1 marzo, 2021 • 1592

    Santiago: IV ciclo de talleres. Herramientas para la investigación y la acción anarquista

  • 16 febrero, 2021 • 389

    Santiago: Jornada antipolicial – 13 marzo

  • 16 febrero, 2021 • 113

    Santiago: Jornada cultural en Bajos de Mena – 13 marzo

  • 15 febrero, 2021 • 101

    Valparaíso: Devenir antipatriarcal. Conversatorio en torno...

  • 14 febrero, 2021 • 32

    Santiago: Mitting/barrotazo + Jornada Anticarcelaria...

  • 14 febrero, 2021 • 47

    Santiago: Bloque Negro Anarcofem-Queer 8M

  • Hasta el fin del mundo: notas sobre el golpe de Estado en Myanmar

    4 marzo, 2021 • Asia, Noticias, comunicados y columnas • 102

    Durante toda esta semana, mientras caía la noche en Yangon, la ciudad resonaba con el sonido de los residentes golpeando ollas y sartenes y los conductores tocando sus cláxones; un ruido para ahuyentar los espíritus malignos. En Mandalay, trabajadores del sector sanitario se reunieron en formación, sus rostros enmascarados iluminados por las linternas de los teléfonos móviles. Cantaron el himno del levantamiento de 1988, Kabar Makyay Bu, cuyo título es una promesa de lucha sin fin contra el gobierno militar: “No estaremos satisfechos hasta el fin del mundo”. A medida que aumentaban los informes de arrestos, activistas y líderes estudiantiles llamaban a tomar las calles. Los militares pasaron a cerrar Facebook, una forma de comunicación clave en Myanmar, mientras la gente aún circulaba mensajes sobre protestas, manifestaciones y otras formas de resistencia. Un amigo logró comunicarse conmigo: “Lucharemos todo lo que podamos”, decía.

    Foto extraída de Chuang

    La noticia se había ido acumulando lentamente, disminuyó y luego se aceleró repentinamente: el lunes por la mañana, el ejército de Myanmar lanzó un golpe de Estado. En una serie de redadas matutinas, el ejército detuvo a la líder civil Aung San Suu Kyi, las principales figuras de su gabinete y de su partido, la Liga Nacional para la Democracia (NDL), y un creciente número de artistas y activistas que no formaban parte del gobierno de la NDL. Varias horas después, los militares usaron su red de televisión para declarar un Estado de Emergencia de un año durante el cual gobernaría el general Min Aung Hlaing, comandante en jefe del ejército. El golpe se produjo sólo unas horas antes de que el nuevo parlamento se reuniera por primera vez desde las elecciones de noviembre de 2020, que la NDL había ganado de manera abrumadora.

    Las especulaciones sobre un golpe habían aumentado antes de desvanecerse. Durante meses, el partido político de Myanmar respaldado por el ejército, el Partido Unión, Solidaridad y Desarrollo (USDP), había puesto en duda las recientes elecciones, alegando unos 90.000 casos de fraude electoral relacionados con las listas de votantes y las identificaciones de los votantes. Los partidos políticos que representan a los principales grupos étnicos minoritarios también habían planteado objeciones. Antes de la votación, la Comisión Electoral (UEC) canceló las elecciones en partes de la región de Bago, así como en los estados de Kachin, Kayin, Mon, Shan y Rakhine, todas áreas de minorías étnicas donde, según la UEC, el conflicto armado impedía el desarrollo de unas elecciones libres y justas. El 26 de enero, un portavoz militar llegó a advertir sobre un posible golpe de Estado si no se atendían las acusaciones de fraude electoral. Entonces, la ONU y varias embajadas occidentales expresaron su preocupación, tras lo cual se consideró que el ejército estaba haciendo retroceder su amenaza, prometiendo respetar la constitución de 2008 y “actuar de acuerdo con la ley”. El respiro fue breve. La madrugada del lunes, a medida que el golpe avanzaba, se cortó el servicio telefónico y de internet, las tiendas cerraron sus puertas, los bancos y los aeropuertos se clausuraron, y algunos periodistas se escondieron.

    Los amigos y la familia describen una atmósfera tensa: llena de posibilidades, pero también alarmante. Como un general amenazó infamemente en 1988, “El ejército no tiene la tradición de disparar al aire. El ejército dispara a matar”. (Y mataron a miles en ese momento). Un pariente mayor, con el que contacté esta semana por teléfono después de varios intentos desde Tailandia, dijo que no querían decir demasiado, sólo que, con algunas tiendas cerradas, les preocupa que se vuelva difícil comprar comida. Un amigo involucrado en actividades políticas me envió un mensaje para decirme que están huyendo, pero a salvo. Algunos de nuestros amigos han sido arrestados, me explicó; otros pasan a la clandestinidad a medida que el círculo de personas detenidas se expande hacia la sociedad civil y las artes. “Es una sensación muy dolorosa” dijo. Los trabajadores sanitarios se levantaron desde el principio. En las horas posteriores al golpe, los empleados de los hospitales de todo el país emitieron llamadas a la desobediencia civil masiva, que comenzaron con su propia serie de paros laborales. Su grupo de Facebook del Movimiento de Desobediencia Civil ganó más de cien mil miembros poco después de lanzarse, antes de que los militares cerraran Facebook. Todavía hay muchas expectativas de movimientos en los próximos días.

    Desde entonces, han ido llegando declaraciones de solidaridad desde Tailandia. El Movimiento Progresista, un grupo destacado de las recientes protestas del país, emitió un comunicado condenando los golpes de Estado como una “plaga” en Myanmar y Tailandia. Pidieron un futuro en el que “el poder verdaderamente pertenezca al pueblo”. El Sindicato de Estudiantes de Ciencias Políticas de la Universidad de Chulalongkorn también emitió un comunicado en el que pedía un regreso inmediato a un gobierno civil en Myanmar. En el norte de Tailandia, se podían ver carteles circulando en las redes sociales con lemas de las protestas tailandesas escritos en birmano: “La dictadura debe perecer, larga vida al pueblo”. En el noreste de Tailandia, los activistas por la democracia fueron más directos con su campaña #SaveMyanmar, quemando una efigie de Min Aung Hlaing en las calles. Myanmar también ha sido invitado formalmente (en broma) a la tan cacareada #MilkTeaAlliance, que vincula a jóvenes activistas de Hong Kong y Tailandia.

    En los campamentos rohingya en Bangladesh, la situación no es tan sencilla. Algunos rohingya creen que Aung San Suu Kyi está, esencialmente, obteniendo lo que se merece, como la cobarde que traicionó a los rohingya en su momento de necesidad. Otros son más generosos. El poeta rohingya Mayyu Ali llamó a la solidaridad contra los militares, recordando las luchas de 1988.

    Con Myanmar en crisis, los informes de los medios de comunicación se han centrado en el contexto inmediato de la disputa electoral. Los análisis iniciales han sugerido poco más que el ejército, insultado y alarmado por su actuación electoral, está reafirmando su poder de la única forma que conoce. Mucho, demasiado, debate se ha centrado en la supuesta racionalidad o irracionalidad de los movimientos de Min Aung Hlaing, especulando sobre sus maquinaciones secretas y su orgullo electoral herido. Desafortunadamente, estas conjeturas psicologizadoras son demasiados típicas en los observadores de Myanmar, que promueven un modo de análisis individual, de arriba abajo y centrado en palacio, excluyendo los factores estructurales.

    Cuatro líneas de análisis podrían sugerir un enfoque más productivo.

    Primero, podría decirse que el golpe es una sorpresa. Desde cierta perspectiva, los militares no necesitaban lanzar un golpe; ya tienen un poder político y económico considerable, a pesar de haber permitido que un gobierno formalmente civil tomara forma en 2011. En la etapa posterior a 2011, el ejército se reservó una cuarta parte de los asientos del parlamento, suficientes para evitar cualquier enmienda a la constitución de 2008, que en gran medida redactó por sí mismo para proteger su posición. Tres ministerios clave permanecieron bajo control militar exclusivo, incluido el principal cuerpo administrativo del país hasta que nominalmente quedó bajo control civil a finales de 2018. Y quizás lo más importante, la estatura económica de los militares ha crecido sustancialmente desde principios de la década de los 90, cuando el cambio hacia una economía de mercado encontró a generales, sus compinches y diversas compañías militares ocupando posiciones cada vez más fuertes en el sector privado.

    He argumentado (junto con Stephen Campbell) que esta transición se entendía mejor no en términos de democratización, sino como una jerarquía cívico-militar que mezcla el liberalismo y el autoritarismo. Para 2015, los generales dependían menos del control político formal de cara a ejercer el poder ahora que habían reforzado su estatura económica. De ahí su disposición a aceptar, incluso a avanzar, un mínimo de democracia liberal, que enriqueció aún más a los generales a medida que las empresas occidentales se volvían más dispuestas a invertir. Los argumentos más amplios sugieren que el pacto de las élites que ha unido a la NDL y al ejército se ha demostrado mutuamente beneficioso, sobre todo económicamente.

    En la medida en que estas afirmaciones explican la retirada formal de los militares del poder político formal, ahora deben volver a examinarse. Lo que está en juego no es necesariamente una autonomía repentina de lo político, como si los militares se aferraran al poder político aislado de su fuerza económica. Sin embargo, es posible que sea necesario reevaluar la relación precisa entre la política y la economía. En particular, los generales reclaman ahora poder político desde una posición de dominio económico continuo. Al mismo tiempo, la economía de Myanmar ha estado en declive durante varios años. Unas sólidas cifras de crecimiento económico siguieron al periodo posterior a 2011 hasta alrededor de 2017, después de lo cual, la crisis rohingya y el resurgimiento de los conflictos en los estados de Kachin y Shan ayudaron a impulsar un marcado declive económico. Como lo expresó una cuenta en 2019:

    “Los pudientes turistas occidentales se mantenían alejados en masa, preocupados por los derechos humanos. La burocracia estaba obstruyendo los negocios y las inversiones, y el país sigue siendo una pesadilla logística. […] Está claro que la Liga Nacional para la Democracia de Aung San Suu Kyi estaba crónicamente mal preparada para el gobierno y sorprendentemente no ha logrado controlar la economía.”

    Por tanto, una posibilidad: el bloque hegemónico posterior a 2011 funcionó una vez bien para enriquecer a las élites tanto civiles como militares, pero con una racionalidad económica cada vez menor, la lógica mutua del pacto ya no se mantuvo. Sería difícil elevar este factor por encima de todos los demás, sin embargo, podría ser fácilmente un factor, e importante, que hiciera más precaria una transición que alguna vez fue simbiótica. La idea central no tiene por qué ser controvertida: la situación política posterior a 2011 fue simplemente histórica. A medida que cambiaban las condiciones materiales, también cambiaban las relaciones de fuerza que alimentaban.

    Una segunda línea de análisis es que si el golpe provoca alguna sorpresa dada la gran cantidad de poder que ya ostentaban los militares, tampoco sorprende precisamente por eso: ya estaba claro que, en última instancia, son los militares los que dominan. El golpe simplemente codifica, a medida que se afianza, las relaciones de poder existentes. Esta posición puede resultar más obvia desde las zonas fronterizas de Myanmar, donde los grupos étnicos minoritarios han sido objeto de implacables campañas de contrainsurgencia desde hace décadas. Saw Kwe Htoo Win, vicepresidente de la Unión Nacional Karen, dijo lo siguiente: “No importa si los militares dan un golpe o no, el poder ya está en sus manos. Para nosotros, las nacionalidades étnicas, ya sea la NDL quien esté en el poder o lo tomen los militares, todavía no somos parte de ello. Nuestra gente es la que seguirá sufriendo este chovinismo.”

    Esta perspectiva tiene otro ángulo. La supuesta relación entre la apertura política y económica, el tema favorito de los think-tanks, ya no parece tan claro. En cambio, vemos una transición capitalista de décadas entrelazada con una variedad de formas políticas, de la dictadura a la diarquía y de nuevo a la dictadura. Incluso un breve vistazo a los vecinos de Myanmar, China, Tailandia y Singapur, subraya la realidad de que el capitalismo difícilmente garantiza democratización.

    Destaca aquí una cierta configuración del poder burgués. Tanto en Myanmar como en la Gran China, por ejemplo, un aparato estatal centralizado, el ejército por un lado, la burocracia del partido-Estado por otro, ha navegado en una relación tensa con fracciones burguesas separadas, algunas de las cuales son políticamente liberales y más conectadas con el Capital occidental. ¿Qué significa romper esta alineación? En Myanmar, los militares ya no tendrán el mismo acceso al capital occidental. Sin embargo, la larga transición capitalista de Myanmar siempre fue impulsada mucho más por el capital del este y sudeste asiático, desde su fluctuante sector de la confección hasta sus agroindustrias en crecimiento y las principales formas de extracción de recursos (a saber, petróleo y gas, especialmente las reservas de gas en alta mar que ahora fluyen hacia Tailandia, y oleoductos y gaseoductos duales que fluyen hacia Yunnan, China). Así, en muchos sentidos, las condiciones de acumulación de capital permanecen en su lugar, incluso si la burguesía liberal doméstica enfrenta una mayor exclusión del botín. La agricultura de semisubsistencia seguirá erosionándose en las vastas zonas rurales y las zonas fronterizas montañosas de Myanmar a medida que se expande el trabajo precario y de bajos salarios en los centros urbanos.

    Sin embargo, si es cierto que las perspectivas de inversión chinas no están del todo claras, aunque presumiblemente estarán sujetas a menos interrupciones que los más endebles proyectos occidentales. Por un lado, la respuesta silenciosa del gobierno chino al golpe de Estado, señalando una “reorganización del gabinete”, refleja una tendencia constante a enmarcar los disturbios políticos simplemente como una cuestión de asuntos internos. La inversión china siempre fue considerable durante los años de dictadura militar en Myanmar. Desde el lado chino, no hay razón para esperar vacilación alguna seria para enfrentar la nueva dictadura militar. Por otro lado, el gobierno del NDL logró desarrollar relaciones muy sólidas con China, y el ejército de Myanmar ha visto durante mucho tiempo a China como un respaldo a las insurgencias en las fronteras chinas de Myanmar, desde los más de cuarenta años de rebelión del Partido Comunista de Birmania hasta los grupos armados que emergieron a su paso. Existe alguna posibilidad (por pequeña que sea) de que la presunta dependencia de facto de los militares de China ya no esté totalmente garantizada. Independientemente, China ha invertido mucho en varios proyectos de infraestructuras importantes, desde la presa Mytsoneen el norte de Myanmar hasta el Corredor Económico China-Myanmar en el oeste del país, parte de la Iniciativa BRI. Es de suponer que el gobierno chino tratará de impulsar estos proyectos independientemente del liderazgo político en Myanmar. Esta relación sólo se vería amenazada si el ejército de Myanmar se moviera para romper lazos con China (muy poco probable), y no al revés.

    La tercera línea de análisis ya ha surgido: el punto de vista de las zonas fronterizas. La discusión sobre las acusaciones de fraude electoral de los militares, que en general se considera infundada, ha eclipsado en gran medida el hecho de que la UEC simplemente canceló las elecciones en muchas áreas de minorías étnicas. Lo que está en juego es la relación de las zonas fronterizas con el conflicto, el capital y las transformaciones políticas de las últimas décadas. Desde la década de los 90, el capitalismo de frontera en las vastas áreas fronterizas de Myanmar (inversión en minería, madera y agroindustrias como plantaciones de aceite de palma, principalmente de capitalistas tailandeses, chinos y de las tierras bajas de Myanmar) ha incorporado a las élites económicas y políticas de las minorías étnicas dentro de la transición capitalista de Myanmar, poniendo fin en gran medida a la amenaza que alguna vez existió de los grupos armados étnicos al Estado. Podría decirse que esta fue la dinámica decisiva que hizo posible las reformas políticas y económicas del periodo posterior a 2011.

    ¿Es posible que, con tanto énfasis en la disputa electoral de los militares, se avecine un desmoronamiento más amplio de la trayectoria política y económica de Myanmar? Si la incorporación de las zonas étnicas fronterizas a través del capitalismo fronterizo finalmente puso fin a las amenazas existenciales al Estado de Myanmar, entonces la privación del derecho al voto en las zonas fronterizas, una ruptura con esa dinámica de incorporación, sugiere un potencial cierre a un ciclo histórico que apuntalaba la posibilidad misma del Estado a través de una larga transición capitalista. A medida que avanzaba el golpe, también surgían informes sobre enfrentamientos militares que se estaban gestando en los estados del este de Myanmar, Shan y Kayin, lo que indica un posible regreso al conflicto abierto. Sin embargo, a pesar de la cancelación de las elecciones, sería un error sobrestimar el grado en que las minorías étnicas, además de sus élites económicas y políticas, se entendieron a sí mismas con derecho a voto en primer lugar. Más aún, la extracción de recursos y la agroindustria en las zonas fronterizas, pilares del capitalismo fronterizo, enfrentan poca amenaza en el contexto del golpe, ya que están más conectadas con las fracciones militares que con las fracciones burguesas liberales de la clase dominante de Myanmar. La dinámica de incorporación que impulsan parece que va a continuar.

    En cuarto lugar, debe agregarse que Aung San Suu Kyi parece haber fracasado, de manera decisiva, en su intento de construir y mantener relaciones con los militares. Lo más notorio es que Suu Kyi compareció ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya para defender a Myanmar de los cargos de genocidio cometidos por los militares contra los roghinyas. Los observadores externos vieron su aparición como un movimiento político, incluso cínico, para proteger a los militares de la condena internacional con el fin de ganarse el favor de los generales. Su objetivo, en última instancia, era construir relaciones lo suficientemente sólidas con los militares para que su partido pudiera impulsar enmiendas a la constitución de 2008 que forzaran más completamente a los militares a salir de la política formal. En cambio, se encuentra una vez más prisionera.

    Las razones de su fracaso se debatirán hasta la saciedad. Las discusiones hasta la fecha sugieren superficialmente que los militares simplemente se pusieron celosos de su continua popularidad y éxito electoral. Se dice que los ha “superado”, por ejemplo, en las redes sociales cuando se trata de expresar su sentimiento anti-rohingya. Un análisis más sofisticado será necesario. Provisionalmente, sin embargo, uno observa que la fascinación por las relaciones cívico-militares (léase relaciones Suu Kyi-Min Aung Hlaing), abstraídas de las fuerzas políticas y económicas más grandes, con demasiada frecuencia reducen la política a la personalidad, estructurada hacia la contingencia individual. El punto no es que estos líderes no importen, sino simplemente que aun cuando los líderes hacen historia, no es en las condiciones que ellos mismos eligen. El tiempo de psicologizar las intrigas palaciegas ha terminado. Ha llegado el tiempo de la resistencia. Y no estaremos satisfechos hasta el fin del mundo.jot

    Soe Ling Aung

    Publicado originalmente en inglés en chuangcn.org el 5 de febrero del 2021

    Fuente y traducción: https://www.todoporhacer.org

    Read More »
  • Periódico Confrontación #6 enero-febrero 2021

    3 marzo, 2021 • Biblioteca & Hemeroteca • 218

    Compartimos en formato digital el reciente número de CONFRONTACIÓN, el cual desde enero de 2021 se encuentra en las calles en formato de periódico con más de mil copias impresas. Agradecemos a todxs lxs compas, manos y voluntades afines y solidarias que han ayudado a su propagación por diversos espacios y territorios.

    Quienes deseen adquirir copias para apoyar la distribución, pueden seguir escribiendo a confrontación@riseup.net

    Índice:
    – Editorrial
    – Contra el tecnomundo y la ciber-sociedad
    – La derecha alternativa: la opción fascista en la socialdemocracia
    chilena.
    – Mano tendida al compañerx, puño cerrado al enemigo: una breve
    reflexión sobre el sistema de pensiones.
    – A seis meses de su detención: Solidaridad con Mónica Caballero y
    Francisco Solar.

    Periódico anarquista CONFRONTACIÓN


    Descarga:

    confrontacion_6_digital


     

    Read More »
  • Análisis de coyuntura de América Latina para 2021

    3 marzo, 2021 • Abya Yala (América Latina), Noticias, comunicados y columnas • 168

    En este texto se presenta una reflexión sobre la coyuntura socio política de América Latina y el Caribe para principios del año 2021. Para tal fin se presentan en primer lugar, algunas tendencias generales en materia de salud pública, economía y política en la región, para ocuparse en segundo término del análisis de la realidad local de la mayoría de Estados y territorios del subcontinente y finalizar en tercer lugar, con el análisis de algunas tendencias de los movimientos y luchas populares latinoamericanos.

    Tendencias generales

    La coyuntura regional estuvo marcada fundamentalmente, como toda la situación global, por la pandemia del nuevo Coronavirus y la crisis histórica que esta supuso. Con el primer caso reportado del SAR-COVID-2 en Brasil el 26 de febrero y las primeras medidas de cuarentena tomándose en marzo, la región se convirtió para el mes octubre en la zona del mundo con más muertes por la enfermedad, siendo rebasada por Europa solo en para final de año. Según la base de datos de Google, en el continente se presentó hasta el 31 de diciembre de 2020, 15´680.323 casos de coronavirus confirmados, advirtiéndose un enorme sub registro, con 117.440 casos diarios, así como la lamentable cifra de 508.948 personas fallecidas por la enfermedad y 2.772 decesos diarios[1].

    En total los 5 países más poblados de la región rebasaron el millón de casos con el natural predominio de Brasil, mientras 8 regiones superaron los doscientos mil y 16 territorios los 100 mil casos. En esa dirección 2 estados, Brasil y México rebasaron las 100 mil muertes, con Brasil una vez más en el límite de la estadística con 194.949 decesos, 3 más superaron los 30 mil fallecimientos con los casos de Colombia, Argentina y Perú y 7 territorios en total se anotaron más de 10 mil decesos. Se presentaron situaciones críticas de desborde del sistema hospitalario en Brasil y Ecuador en la primera mitad del año, que se repitieron en México, Colombia y Perú en la segunda. Notable fue el rápido deterioro de Argentina tras la reapertura, así como las situaciones malas en Panamá y Guatemala según las proporciones. En general contra lo esperado en términos de infraestructura sanitaria, Centroamérica y el Caribe tuvieron un desempeño notablemente mejor que sus vecinos. Se presentaron casos paradigmáticos de éxito en Nicaragua pese a la desorientación gubernamental, Uruguay, Guyana y Surinam, todos  con menos de 200 muertes registradas.

    Las medidas de aislamiento social implementados en general de forma tardía, descoordinada, sin rastreo de casos y sin garantías sociales por los Estados, sumadas a la caída mundial de la producción, el consumo y la inversión, generaron en una región, recientemente marcada por una situación de crecimiento débil, una profunda crisis económica, mayor a la gran recesión de 2008-2009 y aún a la gran depresión de 1929, con una caída estimada de entre el -8.1% y el -7.4% en el PIB en la región, según el FMI. La depresión súbita llevo a un gran aumento del déficit y la deuda pública en las economías del sub continente, que además se vieron afectadas por la caída histórica de la demanda de materias primas. Así mismo la región fue las más afectada del mundo por el desempleo, que ya era alto y venía creciendo desde antes de la crisis, con el registro de 41 millones de desempleados y una tasa de desocupación superior al 10.6% según la OIT, que llego al 13% a mediados de año, y en países como Colombia  llega a proyectarse con cifras desconocidas hace un siglo, sobre el 20%, lo que dejo al desnudo la extendida precariedad de las condiciones laborales y sociales de la población.

    A su vez la región concentra 4 de los países del mundo con la mayor inflación del mundo a la cabeza de Venezuela, y con muchas más distancias Surinam, Argentina y Haití. Como contra cara de este fenómeno se presentó una situación de caída económica e inflación negativa en Puerto Rico y Panamá. Así mismo en un panorama de disminución de ingreso y aumento sustancial del gasto, se presentó un agravamiento general de la deuda que llegaría el 81.6% del PIB en la región según el FMI. Los casos más grandes de endeudamientos exterior son los Belice, Brasil, Argentina y El Salvador, si bien las más severas crisis de deuda se presentan en lugares como Ecuador, Venezuela, Argentina y Surinam, con los últimos dos países pactando renegociaciones de sus deudas con la banca internacional.

    En términos demográficos, se presentaron retornos masivos de migrantes residentes en Estados Unidos, Europa y los países ricos de la región, con los casos especialmente críticos de los migrantes haitianos residente en República Dominicana y venezolanos en la Suramérica andina. Por otro lado el impacto combinado de los huracanes Eta y Iota, y en menor medida Nana en Centroamérica y el Caribe, afecto fuertemente poblaciones rurales empobrecidas del Caribe, lo que estimulo nuevas caravanas migratorias de mayoría hondureña con integrantes salvadoreños y cubanos, que fueron reprimidas por las fuerzas de seguridad de Guatemala y México.

    En el terreno político, la tendencia de giro a la derecha continúo en zonas claves que anteriormente figuraban como fortalezas progresistas como República Dominicana, así como Surinam y de forma menos acentuada en Guayana. Sin embargo, una notable y al parecer creciente contra tendencia de giro a la izquierda, se presentó con la estratégica victoria electoral en Bolivia, así como en Belice y de forma más difusa en Panamá. El 2020 cierra con una situación de 10 estados bajo administración progresistas y 15 bajo administraciones conservadoras, si bien los gobiernos social liberales de Costa Rica y Ecuador de hecho manejan agendas económica y políticas con elementos fuertemente conservadores. La criminal incompetencia de Bolsonaro frente a la crisis debilito el liderazgo conservador del continente, aunque también fue patente un pobre manejo de la crisis por parte de las administraciones progresistas de López Obrador en México y Ortega en Nicaragua.

    En la región se experimentaron profundas crisis políticas en países como en Perú donde se produjo la caída de dos gobiernos, El Salvador donde se presenta un fallido auto golpe de Estado y en Guatemala donde esta situación se planteó pero no se materializo. En menor medida se presentan también profundas crisis electorales, con elecciones pospuestas, acusaciones cruzadas de fraude y resultados largamente demorados, en República Dominicana, Guayana, Surinam y Bolivia. Así mismo, se presentaron administraciones de gobiernos interinos no electos en Puerto Rico y Bolivia, lo que hacía final de año término en ambos países. Al tiempo se proyecta un significativo proceso de cambio constitucional en Chile presionado por la movilización popular y la larga y fracasada asamblea constituyente en Venezuela, que se disuelve en silencio. En este último país, que sigue representando una gran centralidad en el panorama continental, se mantiene la inestable situación de doble poder, pero se presenta una evolución en materia legislativa y de división interno de la oposición derechista, favorable hacia el gobierno de Maduro.

    A nivel local

    En México continua la gestión del político Andes Manuel López Obrador del izquierdista Movimiento de Renovación Nacional (MORENA). Con su mayoría legislativa, el gobierno ha adelantado su política de seguridad con base en la Guardia Nacional con escaso éxito, diversos proyectos en torno a su propuesta de Estado de bienestar y actividades diversas de su plan nacional de infraestructura, mientras mantiene su política de represión tercerizada contra los migrantes centroamericanos. La economía que venía de un año de estancamiento, experimento la fuerte crisis del coronavirus con una caída del -8% del PIB, pese a las reticencias del gobierno por imponer cierres productivos. Se presentaron huelgas de trabajadores de prensa y conflictos de obreros automotrices por aumentos salariales, así como acciones del movimiento feminista, como la convocatoria el 9 de marzo de un día sin nosotras de parcial acogida, en protesta contra los feminicidios y la violencia sexual contra las mujeres.

    En Guatemala asume el gobierno del político Alejandro Giammattei del partido derechista Vamos y una coalición electoral conservadora. El gobierno del antiguo consultor empresarial y director de prisiones Giammattei, electo en las controversiales elecciones presidenciales de 2019, inicia su gestión con la promesa de mano dura y levantar un “muro de oportunidades” para evitar la migración, lo que no ha impedido que intensifique por presión estadounidense su actividad represiva contra los migrantes. La situación del país estuvo marcado por la crisis política abierta en noviembre, tras la aprobación del presupuesto de 2021 que incluía importantes recortes sociales, la irrupción de la protesta popular que condujo al incendio del parlamento, la suspensión de la ley y la propuesta lanzada por el vicepresidente de renuncia del gobierno, que no se materializo. En medio de la crisis económica generada por la pandemia en la que se produjo una caída del -2% del PIB, la agricultura del país se retrajo, y hubo afectaciones por terremotos, deslizamientos y la temporada de lluvias. Además de la jornada contra el recorte presupuestal, hubo protestas populares en demanda de ayudas sociales.

    En Belice se presentó un giro de izquierda con la asunción del nuevo gobierno del empresario Johnny Briceño del social liberal Partido Popular Unido (PUP) tras vencer ampliamente en las elecciones generales. Tras tres periodos de gobierno conservador, la nueva administración esboza su Plan Belice de reactivación económica, tras recibir un país con cierta afectación por la última temporada de huracanes, así como por el cierre temporal de la zona de libre comercio, mientras se mantiene las tradicionales tensiones fronterizas con Guatemala. La economía del país vive una situación crítica, siendo la más endeudada del sub continente y recibiendo el impacto de la crisis mundial con un decrecimiento del -13.5% del PIB.

    En El Salvador bajo el gobierno del empresario Nayib Bukele de la derechista Gran Alianza por  la Unidad Nacional, se desarrolla una importante crisis política tras el intento de auto golpe de Estado de Bukele del 9 de febrero, cuando su gobierno en minoría en el legislativo, intervino militarmente el congreso para forzar su la aprobación de su política de fortalecimiento de las fuerzas de seguridad. En medio de una crisis económica que implico un decrecimiento estimado del -8.6% del PIB, el gobierno del presidente milenial mantuvo sus políticas de negación de la crisis de agua a principios de año y de represión brutal y violación de derechos humanos en los centros penitenciarios del país. En el año se presentaron protestas obreras contra los despidos masivos en la industria de maquila, del movimiento de mujeres exigiendo la libertad de las detenidas por abortos espontáneos y de las personas confinadas en centros de detención preventiva por coronavirus.

    En Honduras continúa el segundo mandatado del autoritario gobierno del político evangélico Juan Orlando Hernández del conservador Partido Nacional de Honduras (PNH). El gobierno heredero del golpe de Estado y del fraude electoral, mantiene su agenda de seguridad y cero tolerancia con el crimen, con resultados escasos, así como su política de conservadurismo cultural que busco darle rango constitucional a la prohibición del aborto. La crisis económica del país por la pandemia que supuso un decrecimiento del -8% del PIB, disparo la deuda externa y una profunda crisis de deserción educativa en masa. Se desarrolló una huelga de enfermeras en enero por reajuste salarial, al tiempo que se presentaban protestas populares contra el gobierno y la corrupción reprimidas por la policía, movilizaciones feministas contra los feminicidios y las leyes que restringen los derechos sexuales de las mujeres.

    En Nicaragua continua el deslegitimado gobierno del antiguo líder guerrillero Daniel Ortega y el socialdemócrata Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). La cabeza de lo que viene convirtiéndose en el clan Ortega, mantuvo un manejo irresponsable de la pandemia, lo que sin embargo no impidió el buen desempeño del país en los indicadores de salud pública. La situación de recesión económica reforzada por las sanciones de Estados Unidos, empeoro sensiblemente por la pandemia que llevo a una contracción del -5% del PIB, aunque se presentó un paralelo incremento de las exportaciones mineras. La actividad represiva se mantuvo, con la prisión para algunos activistas opositores y la expropiación de algunos bienes de organizaciones no gubernamentales críticas del gobierno, al tiempo que se presentaron también asesinatos y desplazamientos de indígenas en la costa caribe. Se presentaron protestas cívicas lideras por la derecha reprimidas por la Policía, así como movilizaciones del movimiento de mujeres contra los feminicidos y la violencia sexual.

    En Costa Rica continua el gobierno del académico Carlos Alvarado del social liberal  Partido de Acción Ciudadana (PAC). El gobierno continúo su Plan Fiscal de recortes sociales, en medio del agravamiento de la ya débil situación económica por el coronavirus, que llevo a la contracción del -4.5% del PIB. El gobierno promovió una nueva legislación que restringe la actividad huelguística, se destapo el escándalo de la Unidad de Análisis de Datos gestionada desde la presidencia, y se presenta la continuación de la violencia contra activistas indígenas. El gobierno perdió frente a la derecha las elecciones municipales, aunque en estas jornadas electorales también perdieron capacidad los partidos evangélicos. Desde septiembre se presentaron dos semanas de grandes protestas populares con bloqueo de carretas contra el proyecto del gobierno de solicitar un mego préstamo al FMI y realizar reformas neoliberales, protestas que resultaron victoriosas. Así mismo se presentaron protestas ambientales contra la industria pesquera.

    En Panamá se desarrolló el gobierno del empresario Laurentino Cortizo del centro izquierdista Partido Revolucionario Democrático (PRD). El nuevo gobierno ha promovido el llamado Pacto del Bicentenario así como una reforma a la Caja de Seguro Social. Sin embargo, su proyecto de reforma constitucional presentado en 2019 fue retirada por la protesta popular. En materia económica el país vio su fuerte crecimiento afectado de manera sensible por la pandemia que llevo a un decrecimiento del -6.5%, lo que no impidió que se presentara una situación de inflación negativa del -0.8%. En el año se presentaron protestas sindicales contra los decretos de flexibilización laboral, movilizaciones de jóvenes trabajadores demandando su inclusión en los programas gubernamentales de apoyo y el nuevo año inicio con la protesta popular de la ciudad de Colón por trabajo y saneamiento básico. Se presentaron manifestaciones cívicas de la derecha y contra manifestaciones de protesta contra el gobierno en enero, así como dispersas protestas populares contra la escases de alimentos, medicinas y por la interrupción de servicios públicos.

    En Cuba continuo el gobierno del político Miguel Díaz-Cannel del burocrático Partido Comunista de Cuba (PCC) con su agenda de apertura económica y continuidad política. El gobierno heredero de los Castro, tras promulgar la nueva constitución de 2019, implemento una reforma económica que unifica la doble moneda existente en el país, lo que disparo los precios de los productos esenciales. La pandemia agravo la situación previa de crisis económica y llevo a un decrecimiento estimado del -11% del PIB, afectada por el endurecimiento del bloqueo estadounidense y la baja del turismo. Se presentaron protestas populares dispersadas por las autoridades contra la brutalidad policial, y desde noviembre la actividad de las artistas del Movimiento San Isidro con huelgas de hambre, contra decretos gubernamentales que limitan las expresiones artísticas.

    En Haití el gobierno del empresario Joven Moise del derechista liberal Partido Haitiano Tet Kale, se mantuvo en el poder tras surcar las protestas anti gubernamentales de 2019. Sin embargo, y en medio del fortalecimiento de la criminalidad, el gobierno experimento en marzo protestas policiales armadas que terminaron en choques con el ejército. El antiguo presidente de la patronal haitiana gobernó por decreto, con un parlamento clausurado desde el mes de enero, en medio de su proyecto de reforma constitucional para fortalecer el poder ejecutivo. En materia económica el país experimento el fuerte choque de la recesión mundial con un decrecimiento estimado del -4% del PIB, y una inflación alta del 22.4%. Se presentaron protesta de las fuerza opositoras desde noviembre que fueron reprimidas por fuerzas de seguridad y que hoy desembocan en una nueva situación de rebelión y crisis política.

    En República Dominicana se presentó un giro a la derecha y asumió la jefatura del Estado el empresario Luis Abinader del social liberal Partido Revolucionario Moderno (PRM). Tras las protestas de febrero lideradas por la derecha ante el aplazamiento de las elecciones generales por supuestos fallas técnicas y contra el gobierno de Danilo Medina, los sectores opositores resultaron vencedores de las elecciones presidenciales en julio, que mostraron al progresismo desgastado tras 14 años de gestión. El gobierno de Abinader, antiguo dirigente de la patronal hotelera, expuso su interés de alinearse con Estados Unidos, lo que facilito la firma de un Tratado de Cooperación con ese país y esbozo una ley general de presupuestos que impone recorte de gasto público en momentos en los que la economía sufre una contracción del -6% del PIB, al tiempo que mantuvo la política suprapartidista de expulsión y exclusión de los migrantes haitianos. En el país se presentaron las protestas cívicas lideradas por la derecha, las más grandes en dos décadas, así como protestas populares contra la suba de impuestos a la población y contra los cortes de energía eléctrica en algunas zonas de la capital.

    En Puerto Rico se presentó el gobierno interino de la abogada Wanda Vázquez del conservador Partido Nuevo Progresista (PNP). La ex secretaria jurídica del gobierno Roselló, desarrollo su impopular gestión bajo la promesa de revisar los cuestionados contratos del anterior gobierno, al tiempo que afrontaba la polémica por su mala gestión de las ayudas para los damnificados de los terremotos de 2019. La larga depresión económica del país en reestructuración desde 2016, se agravo por los efectos de la pandemia, lo que sin embargo condujo a una situación de inflación negativa del -1.6%. En las polémicas elecciones generales de noviembre salió elegido como nuevo presidente Pedro Pierlusi del PNP y su propuesta de plena anexión a los Estados Unidos Se presentaron protestas populares contra el gobierno de Vázquez reprimidas por las fuerzas de seguridad en enero, así como luchas de los damnificados por las catástrofes naturales y movilizaciones del movimiento feminista contra los feminicidios.

    En Jamaica continuo el gobierno del político Adrew Holness del derechista Partido Laborista de Jamaica (JLP), que renovó su mandato y amplio su mayoría legislativa en las poco concurridas elecciones anticipadas de septiembre. El primer gobierno conservador relecto en medio siglo, impulsa sin mayores éxitos un proyecto de lucha contra la corrupción institucional y construcción de viviendas de interés social e infraestructura, en el que sigue siendo el país con más crímenes violento de la región. La economía que venía sufriendo una cierta crisis agrícola, experimento un fuerte golpe con una contracción que se estima en -10.7% del PIB. En el país se presentaron protestas populares contra la brutalidad policial en mayo.

    En Colombia continua el gobierno del político Iván Duque del ultraderechista Centro Democrático (CD) y una coalición de gobierno conservadora. El gobierno del antiguo asesor bancario, afronto los escándalos de corrupción de la ñeñe política y la fuga de Aida Merlano con la complicidad de los entes de investigación y la gran prensa. La situación de débil crecimiento económico dio un salto por la profunda crisis del coronavirus que llego a un decrecimiento del -6.8%, que no alcanzo a ser mitigada por los muy limitados programas de ayudas sociales. Mientras tanto se recrudeció el conflicto armado en ciertas zonas de colonización, se profundizo la fracasada estrategia de erradicación forzada de cultivos de uso ilícito que llevo a múltiples choques con campesinos cocaleros, mientras las fuerzas de seguridad realizan operaciones militares contra las estructuras ELN, y continuaba la violencia contra los líderes y lideresas sociales, especialmente rurales que defienden el proceso de paz y el medio ambiente. Se presentaron importantes protestas sociales en torno a las conmemoraciones del paro nacional de 2019 con centro el 21 de octubre y revueltas contra la brutalidad policial el 9 y el 10 de septiembre con eje en la sabana de Bogotá. Por otro lado, se presentó el paro de las mineras del Cerrejón por 91 días en demanda de su convención colectiva, así como conflictos obreros en educación por presupuesto, petróleo contra la privatización y biblioteca públicas contra los despidos masivos. También se sucedieron movilizaciones y huelgas de hambre de las estudiantes universitarias por gratuidad en la matrícula, con resultados desiguales y la importante movilización de la Minga indígena y popular del sur occidente del país hacia Bogotá.

    En Venezuela se mantiene la situación de doble poder, con el autoritario gobierno del antiguo líder obrero Nicolás Maduro del estatista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y el Gran Polo Patriótico a la cabeza del Estado, y del ex líder estudiantil Juan Gaudio de la conservadora Voluntad Popular (VP), como gobierno paralelo del legislativo, apoyado sobre todo por Estados Unidos, la Unión Europea y el Grupo de Lima. Tras la disolución de la fallida Asamblea Constituyente, se presentaron en el país las elecciones legislativas del 6 de diciembre boicoteadas por la mayoría de la oposición, que resultaron en una nueva mayoría madurista en la Asamblea Nacional, así como en el poder regional, mientras en paralelo se desarrolló una Consulta Nacional liderada por una derecha dividida. El gobierno Maduro ha promovido el programa “Vuelta a la patria” que ha significado el retorno de 300 mil migrantes al país, aunque sigue predominando la irregularidad y aún la salida de personas que ACNUR estima en 5.4 millones de personas desde 2016. La depresión económica continua, agravada por la pandemia que llega a un estimado de descrecimiento del -25% del PIB, en medio de una hiperinflación que el FMI calcula en 6.500%. En el país se presentaron protestas cívicas lideradas por la derecha en enero, así como una multitud de protestas populares en reclamo de alimentos, medicinas y servicios públicos.

    En Guyana se presentó un cambio político, con la asunción del gobierno del político Irfaan Alí del socialdemócrata Partido Progresista del Pueblo. Asesor de la banca internacional y joven musulmán de ascendencia india, Ali triunfo en las controvertidas elecciones generales de marzo, cuyos resultados demoraron 5 meses en publicarse, consiguiendo una leve mayoría en el parlamento y el poder local, con un programa pro empresarial y de reducción de impuestos. En medio del mayor auge económico del mundo, que se estima en un crecimiento del 50% del PIB, explicado por los nuevos descubrimientos petroleros, el país vio fuertemente resentido por la pandemia los demás sectores económicos. Al tiempo se presentó un aumento de la tensión fronteriza con Venezuela por la zona disputada del Esequibo, en parte debido a los ejercicios militares que la ex colonia británica realizo con Estados Unidos. En marzo se presentaron protestas por la demora en los resultados de las elecciones, en septiembre se presentaron violentas protestas juveniles por el asesinato de dos jóvenes que fueron reprimidas por la policía, así como importantes motines de la población encarcelada.

    En Surinam asume la presidencia el antiguo jefe nacional de policía Chan Santhoji del social liberal Partido de la Reforma Progresista y una coalición de centro derecha, tras el triunfo en las polémicas elecciones generales de mayo en las que se hundió el proyecto de segunda relección de Bouterse. Con su imagen de mano dura, el ex ministro de justicio Santhoji de ascendía india, plantea un programa de reforzamiento de la seguridad, posible encarcelamiento de Bouterse y acercamiento a Estados Unidos, intención sin embargo limitada por la importancia de la figura del vicepresidente Brunswijck condenado en Países Bajos por tráfico de drogas. En materia económica el país, logro una reestructuración de su deuda externa, aunque experimento una fuerte caída de su actividad económica con una contracción del -4.9% del PIB, con una muy alta inflación del 49.8%, en medio del aumento de su deuda.  El país experimento protestas cívicas por las controversias en los resultados electorales.

    En Ecuador se dio el último año de gestión del empresario Lenin Moreno del partido social liberal Alianza País. El antiguo vicepresidente de Correa ahora enfrentando política y judicialmente con su antecesor, busco recomponer sin éxito su legitimidad y popularidad tras la derrota parcial que sufrió ante la protesta de 2019. Al tiempo el gobierno mantuvo sus planes de ajuste económico y liberación progresiva del precio de los combustibles. La crisis económica, se profundizo por la pandemia y las restricciones a la actividad económica que llevaron a una contracción estimada del -8.9% del PIB. Se presentaron protestas populares de mayoría obrera y estudiantil contra recortes gubernamentales desde en mayo y septiembre, así como bloques de pobladoras rurales por infraestructura.

    En Perú se reabrió la crisis política, produciéndose en noviembre la destitución por el senado del presidente Martin Vizcarra por cargos de corrupción, el breve gobierno interino del empresario y presidente del congreso Manuel Merino del derechista Acción Popular y tras la caída del gobierno por la protesta popular, la nueva administración del antiguo senador y antiguo ejecutivo del Banco Mundial, Francisco Sagasti del centroderechista Partido Morado. En el país se presentaron elecciones legislativas con una victoria de la derecha y hundimiento de los partidos políticos tradicionales, así como una condena judicial por corrupción contra la líder derechista Keiko Fujimori. En el aspecto económico, el país vivió una profunda crisis que llevo al decrecimiento del -12-7% del PIB. En materia de protestas, sobresalió la jornada contra el gobierno interino de Merino que se saldó con la muerte de dos manifestantes en manos de la policía, así como la importante huelga con bloqueo de carreteras de trabajadoras agrarias en Ica y la Libertad contra la ley agraria, así como paros de médicas y trabajadores de la salud en septiembre y octubre y huelga de controladoras aéreas y trabajadoras del turismo en Cuzco, así como movilizaciones ambientales contra la mega minería.

    En Bolivia se presentó un gran cambio político, que supuso el fin del gobierno golpista de la política evangélica Jeanine Añez del conservador Movimiento Demócrata Nacional y la amplia victoria en las elecciones generales de noviembre del economista y tecnócrata Luis Arce del indigenista Movimiento al Socialismo (MAS). Durante la mayor parte del año, el gobierno dictatorial de la presentadora televisiva Añez, ejerció la censura de prensa, hostigo a los países que brindaron asilo diplomático a Evo Morales, enjuiciado por cargos de terrorismo, reforzó el ideario reaccionario de las fuerzas armadas encubriendo las masacres de Senkata y Sakaba de 2019 y revirtió parcialmente la parcial reforma agraria. En materia económica el país vivió un decrecimiento del -6.2% del PIB, en parte por las caídas en rubros como la construcción y la minería. En el país se presentaron protestas cívicas en torno a las elecciones, principalmente de los partidarios del MAS contra el aplazamiento de los comicios en julio y agosto, así como más localizadas protestas de la derecha santacruceña ante su derrota electoral. También se presentó la huelga de trabajadores aeronáuticqs por atraso en el pago de salarios, una huelga de hambre de las autoridades locales de Cochabamba demandando recursos para enfrentar la pandemia, y movilizaciones de comerciantes en demanda de la reapertura económica.

    En Brasil continua el autoritario gobierno del ex militar Jair Bolsonaro y de la nueva formación ultraderechista Alianza por Brasil, tras su estrepitosa salida del PSL. El entusiasta golpista de ayer y hoy Bolsonaro, afronta escándalos judiciales y políticos, en un país con una importante crisis ambiental por la continuación de los incendios de la amazonia, con un recrudecimiento de la violencia policial contra la juventud pobre y negra y de la violencia contra la población trans. Tras una interrupción de la dinámica de crecimiento lento, el gigante suramericano tuvo una caída de la actividad económica del -4.05% del PIB, limitada por un nivel record de su deuda pública y el aumento de la exportación de hidrocarburos. En el país se dio durante más de un mes la huelga de las trabajadoras de los correos contra la suspensión de derechos laborales y los planes de privatización, así como paros de las obreras de la Renault contra los despidos masivos y de las petroleras de la estatal Petrobras contra el cierre de empresas conexas, movimiento este último que fue declarado ilegal. Así mismo se presentaron protestas populares por el desastroso manejo gubernamental de la pandemia en junio y en noviembre protestas del movimiento negro contra la brutalidad policial.

    En Paraguay continua la gestión del empresario Mario Abdo Benítez del conservador Partido Colorado.  El hijo del antiguo secretario privado de Stroessner y admirador del dictador, enfrenta un escándalo de corrupción en el manejo de los fondos para afrontar la pandemia, mientras se presentaba una sequía histórica del rio Paraguay y se mantenían las operaciones militares contra el EPP y en uno de estos hechos se produce el asesinato y el encubrimiento oficial del asesinato de dos niñas. El país que venía de una ola de crecimiento previo, experimento una caída limitada de su actividad económica en -1% del PIB, por los planes de inversión pública y la actividad del sector primario, aunque registro también un aumento su nivel de déficit fiscal. Se presentaron movilizaciones campesinas e indígenas en los meses de octubre y noviembre en demanda de la condonación de deudas bancarias y apoyo gubernamental, así como protestas cívicas contra la corrupción gubernamental.

    En Chile se mantiene el debilitado gobierno del empresario Sebastián Piñera y la coalición derechista Chile Vamos. Como hecho central se resalta la celebración del Plebiscito nacional de octubre sobre la constitución, que por más del 78% lleva a la formación de una Asamblea Constituyente para remplazar la constitución de la dictadura de Pinochet. En este tramo del segundo gobierno de uno de los hombres más rico de Chile, hubo una pequeña mejora de la impopular imagen presidencia, mientras de destapaba el llamado caso correos de manipulación de la información de salud pública por parte de la administración gubernamental. En el terreno económico la economía del país vivió una contracción del -6.25% del PIB. Se presentó huelga de más de un mes de las obreras del cobre de la mina Candelaria, huelga de sectores obreros de centrales hidroeléctricas de Nehuenco, protestas populares por la libertad de las detenidas durante la rebelión popular y huelgas de hambre de más de 20 presos políticos mapuches. También se presentó el paro empresarial de camioneros exigiendo medidas de seguridad y represión contra las mapuches en el sur del país, que afecto fuertemente el transporte nacional.

    En Argentina continua el gobierno del abogado Alberto Fernández del centrista Partido Justicialista (PJ) y la coalición Frente de Todos. El gobierno Fernandez-Fernandez logro la reestructuración de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) al tiempo que instalaba una lenta agenda progresista en el legislativo que incluyo proyectos como el impuesto a las grandes fortunas o la legalización del aborto. La crisis económica abierta hace varios años se agravo por efecto de la estricta cuarentena con una caída estimada del PIB del -12.9% y aunque la inflación disminuyo sigue a un nivel alto del 36.1%. En materia de luchas se presentaron la huelga de las estratégicos trabajadoras aceiteras en diciembre que se extendió también a los puertos y el transporte de grano, así como paros de periodistas y trabajadoras de la salud, así como la masiva movilización del movimiento de mujeres por los derechos sexuales y los reclamos del movimiento de trabajadoras desocupadas.

    En Uruguay asumió el nuevo gobierno derechista del político Luis Lacalle Pou del conservador Partido Nacional (PN) y de la tradicionalista coalición multi color. La administración heredera del herrerismo del partido blanco, presento un programa de seguridad con grandes gastos en el equipamiento de las Fuerzas Armadas y aprobó su presupuesto general con recortes sociales así como la autoritaria Ley de Urgente Consideración que aumenta ampliamente las facultades de la policía, endure penas, ilegaliza bloqueos de calles y ocupaciones fabriles y pena los actos de desobediencia contra las autoridades públicas. Se experimentó una importante caída de la actividad económica con un decrecimiento del -4.5% del PIB, con aumento del déficit fiscal, en medio del programa del gobierno de recorte del gasto público. En el país se presentó la semana por la educación en agosto con paros provinciales de maestros en defensa del presupuesto educativo, así como huelga de trabajadores del transporte terrestre por incumplimiento de la convención colectiva y protestas populares contra el recorte del presupuesto en junio y octubre.

    Movimientos y protesta social

    Aunque 2020 supuso un relativo reflujo frente a la gran explosión social experimentada en varios países de la región 2019, este fue un año rico en movilizaciones sociales y populares. Por su magnitud, las principales jornadas de protesta del año se presentaron en Costa Rica con la huelga general con paros, corte de calle y marchas contra el mega préstamo al FMI, y en Perú donde las movilizaciones callejeras llevaron a la caída del gobierno de Merino y despertaron una secuencia posterior de protestas agrarias. También resultaron importante las protestas en Guatemala contra la aprobación del presupuesto de 2021 y las movilizaciones en Bolivia contra el gobierno interino y el aplazamiento de las elecciones, así como las movilizaciones sindicales y populares en Ecuador contra el programa de recorte social y la revuelta juvenil contra la brutalidad policial en Colombia. Las más grandes protestas populares siguen teniendo por eje la lucha contra los recortes sociales, aunque también resultan claves las crisis políticas y la respuesta contra salidas autoritarias.

    En el movimiento obrero, los conflictos más importantes se presentaron en demanda de convenciones colectivas de trabajo tanto en Argentina, con la huelga de extensión nacional de las trabajadores de la industria aceitera, que se extendió a puertos y terminales de transporte de grano y asomo en convertirse en un conflicto general en Rosario, como en Colombia donde sucedió el paro de 91 días de las obreras carboníferas del Cerrejón, la mina a cielo a vierto más grande del continente. Resultaron también importantes los dos paros nacionales parciales de trabajadoras domiciliarias tercerizadas en Brasil, así como el llamado a paro internacional de repartidoras del 8 de octubre con repercusiones en Brasil, Argentina, México, Colombia, Ecuador y Perú, en demanda de mejores condiciones laborales; lo mismo que huelga internacional de obreras de Amazon durante el Black Friday en la que participaron empleadas México y Brasil para exigir mejores condiciones de trabajo y cese de la persecución laboral en una de las compañías que más gano con la pandemia. También resulto clave la actividad de las trabajadoras de la salud, muy movilizados en esta crítica coyuntura, una de cuyas expresiones fue la protesta de los trabajadores de la salud del cono sur del 20 de noviembre, con movilización en Chile y huelgas sectoriales en Paraguay y Uruguay, además de conflictos en Honduras, México, Colombia y Perú.

    En el movimiento campesino fue clave la actividad de Perú, donde fueron centrales las huelgas con bloqueos de vías realizadas por las trabajadoras agrarias de Ica y la Libertad, que convocaron paros nacionales, contra la ley agraria. También fue importante en Paraguay la movilización nacional y el campamento campesino en Asunción, en demanda de la condonación de deudas prometida por el gobierno y por programas de tierra y ayudas gubernamentales, así como de forma más localizada la protestas de los campesinos cocaleros en Colombia.

    En el movimiento estudiantil por su parte, se presentaron algunas movilizaciones con huelgas de hambre por la gratuidad de la universidad pública en Colombia, así como por mejores condiciones de estudio en Brasil, amén del gran protagonismo estudiantil de las protestas de Guatemala, Costa Rica y Chile.

    Mientras tanto el movimiento indígena mantuvo importantes niveles de movilización en Colombia con la minga indígena y popular de mayoría nasa que se movilizo hacia la capital en reclamo de atención urgente, Chile donde se agudizo la situación de conflicto social en la Araucanía y se desarrollaron las huelgas de hambre de presos políticos mapuches y regiones de Centroamérica.

    En el terreno de las protestas cívico-populares la crisis histórica genero múltiples medidas de protesta frente a la cuarentena y por reivindicaciones económicas. Por un lado, se presentaron movimiento de protestas popular, de trabajadoras desempleadas o informales por ayudas sociales frente a la crisis como en Argentina o Colombia. Por otro lado se dierón conflictos localizados contra reapertura apresurada y sin medidas de bioseguridad como en México; y finalmente ambiguas protestas de liderazgo empresarial por la reapertura de diferentes sectores y actividades económicas sobre todo de servicios, en medio de la quiebra generalizada de empresas. Por último se presentaron con mucha visibilidad mediática y poca fuerza social, protesta negacionistas de la pandemia, fuertemente influenciadas por la extrema derecha, con repercusiones en Brasil y todo el cono sur.

    En el movimiento de mujeres se vivió la enorme victoria feminista en Argentina que llevo, bajo la presión de la calle, a la legalización del aborto en el parlamento, en lo que supone un ejemplo para el resto de la región. Por otro lado tuvo una gran importancia la movilización masiva de mujeres en México contra los feminicidios y la violencia patriarcal, así como el crecimiento del movimiento en Centroamérica, el Caribe y la región alto andina.

    En el movimiento de la población negra, se sucedieron en Brasil, las grandes protestas antirracistas contra la brutalidad policial, así como movilizaciones sintonizadas con las demandas del movimiento las vidas negras importan en Cuba y Jamaica.

    Entre otros sectores sociales, se presentaron protestas de la población privada de la libertad, protestando por pésimas condiciones sanitarias y contra supresión de régimen de visitas, que asumió la forma de motines y huelga de hambre en 11 países de la región, 6 de los cuales se presentaron asesinatos, siendo el caso de Colombia el más sangriento conocido.

    En medio de una pandemia, una recesión y una crisis de proporciones histórica, la lucha y la resistencia popular continúan. Sigue siendo una tarea de las anarquistas organizadas pensar nuestra realidad para seguir contribuyendo a fortalecer las luchas.

    Grupo Libertaria Vía Libre

    24 de febrero

    Bogota, región colombiana

    Fuente: https://grupovialibre.org/2021/02/24/analisis-de-coyuntura-de-america-latina-para-2021/


    Notas

    [1] Cálculos propios con base en información disponible en Google Noticias sobre coronavirus de 25 países de América Latina y el Caribe.


    Las nuevas guerras de EE.UU: Los modelos geopolíticos de injerencia y su impacto en América Latina

    Revuelta popular y plebiscito constituyente en Chile, de octubre 2019 a octubre 2020 – Asamblea Anarquista del Bio-bío

    Vigilancia masiva, tecnocapitalismo y estado policial: análisis crítico y estrategias de autodefensa digital

    Gilles Dauvé: Virus, el mundo de hoy

    Read More »
  • Invitación a compartir campañas solidarias para siguiente nº de Acción Directa

    3 marzo, 2021 • Actividades • 149

    Para el apoyo de todxs lxs compañerxs presxs, hemos decidido hacer una contra portada con avisos solidarios, hacemos un llamado a todxs quienes necesiten de este espacio de difusión para que contacten con nosotrxs y asi aparecer en nuestro boletín.

    Read More »
  • El forajido

    2 marzo, 2021 • Biblioteca & Hemeroteca • 158

     

    Perseguido por su carácter libre, por su naturaleza antiautoritaria, un joven forajido viaja por el mundo en su bicicleta, tras negarse a vivir como una oveja más en el rebaño, en una ciudad donde reina la apatía y la violencia de sus gobernantes.

    Nuestro joven forajido lleva consigo sus viejos libros que le acompañan siempre, desde la clandestinidad es perseguido por agentes del estado, pues se creen que tiene información sobre el lugar secreto donde se reunirá el club de gilderberg. Así comienza este viaje para nuestro joven forajido, donde tendrá que encontrar pues en su camino la tan ansiada libertad y la liberación del mundo a manos del poder.


    Descarga:

    El-forajido-Jorge-Enkis


     

    Read More »
  • María Galindo: La pandemia es el capitalismo

    1 marzo, 2021 • Abya Yala (América Latina), Mundo, Noticias, comunicados y columnas • 354

    No escribo desde Bolivia, sino desde un territorio que se llama incertidumbre.

    Escribo desde el último lugar en la fila para obtener la vacunación colonial, que en muchos países será aplicada como dosis de salvación gubernamental y como nuevo contrato sanitario otorgado por el capitalismo a través de los Estados para poder sobrevivir.

    Escribo desde la conciencia ganada en una olla común, en un pequeño movimiento, en una lucha que no ha dejado de dibujar mapas de salida, de ubicación y de encuentro.

    Escribo desde una marcha de trabajadoras sexuales en pandemia que afirman que la represión policial es peor que el riesgo de enfermarse y que el miedo de morir.

    Escribo mientras, contra mi voluntad, me preparo a hablar en una pantalla fría que me gustaría recalentar hasta hacer explotar.

    No escribo desde la certeza, sino desde la duda, la pregunta, la intuición y el tanteo.

    No he renunciado a palpar sin guantes este mundo pandémico, y aunque he aceptado la invitación para escribir, estoy consciente de que todo lo que diga está sujeto a convertirse de repente en una afirmación ridícula, obsoleta, ingenua o a perder su consistencia como si de hielo derretido se tratara.

    Al mismo tiempo podría agarrarme a un tono profético fatalista, profético bíblico o profético redencionista y esperar los aplausos de los corazones sueltos que en las calles andan cual zombis en busca desesperada de voces proféticas.

    La pandemia es un hecho político no porque sea inventada, inexistente o haya sido producida artificialmente en un laboratorio.

    La pandemia es un hecho político porque está modificando todas las relaciones sociales a escala mundial y es por eso legítimo y urgente pensarla y debatirla políticamente.

    La pandemia es un hecho político porque se presenta como la consecuencia de un modelo capitalista global que pasa de su versión ecocida a su versión suicida. Abre, o mejor dicho evidencia, la relación sistémica entre ecocidio y suicido.

    Sumisión de rebaño

    La pandemia ha instalado un léxico estandarizado a nivel planetario, uniforme y extendido en todos los países. Sirve para la reconducción de la vida social a una sociedad disciplinaria.

    Palabra por palabra se cuadricula la vida para reducirla al miedo, a la vigilancia legitimada del Estado sobre toda nuestra vida, a la disolución de las formas de colaboración y organización no estatales. Las únicas formas colaborativas revalorizadas han sido reducidas a una suerte de paternalismo asistencialista sin potencia politizable. La amputación del deseo es una de sus constantes.

    Todas estas operaciones políticas están aconteciendo a través del lenguaje pandémico como instrumento para nombrar y dar contenido a lo que está sucediendo. No estamos cuestionando las medidas de protección, la necesidad de tomarlas o la incongruencia de muchas de ellas, sino la forma de nombrar el universo entero de la pandemia.

    No estoy hablando de sentidos ocultos: son explícitos y su efecto destructivo tiene que ver con su repetición invasiva, con el hecho de que los gobernantes y los organismos internacionales son los voceros incontestables y la población, en general, funciona como una caja de repetición.

    Es un lenguaje que terminás usando para entenderte en pocas palabras. Con su carácter mundial sin matices y con su uso irreflexivo sin margen para cuestionar los sentidos funcionan fascistizando las relaciones sociales.

    Una vez más, como tantas veces en la Historia, el derecho de nombrar los hechos está siendo el arma para programar sus contenidos sociales.

    Es en los términos con que se están bautizando los hechos donde está su contenido ideológico central. No es un contenido ideológico que funciona como teoría a ser aceptada, debatida o repensada. Se trata de un contenido ideológico que funciona como significado fijo irrefutable y como realidad directa, que tiene un efecto de terapia de condicionamiento conductual.

    Léxico pandémico

    He encontrado alrededor de treinta términos que hacen a la columna vertebral del léxico y su función de condicionamiento conductual colectivo. Sin embargo, voy a proponerles revisar tan solo unos cuantos, por razones de espacio:

    Bioseguridad: Conjunto de medidas que tienen que ver con el peligro mortal del contagio. Deberíamos cambiar la palabra “seguridad” por la de “vulnerabilidad”, y el sufijo “bio” por el de “necro”. Estamos experimentando la vulnerabilidad ante un peligro omnipresente, invisible e incontrolable. Si hay algo que no es seguro es la vida. No podemos hablar de bioseguridad cuando tal término, en realidad, nombra el necro peligro o biovulnerabilidad.

    Distanciamiento social y aislamiento: No son los dos metros que necesitamos para evitar el contagio, sino que son los contenidos de agudización del encerramiento en ti mismo, del sálvate lejos del “otro”, que es peligroso por excelencia. Todes nos hemos convertido en el “otro” del “otro” haciendo del lenguaje pandémico un instrumento de disolución de colectividad. También ha funcionado en la fascistización social el énfasis que se ha puesto en el pequeño grupo familiar o “burbuja” como tu único universo de responsabilidad y de sentido, usando el inofensivo pronombre posesivo de “los tuyos” una y otra y otra vez.

    Cuarentena: Término transportado desde la peste negra en la Edad Media al mundo contemporáneo como un indicador de que en el siglo 21  –después de varias revoluciones tecnológicas– las medidas sociales de cuidados son las mismas que hace varios siglos y llevan el mismo nombre. ¿A quién sirve entonces la tecnología? ¿Por qué no tenemos otras herramientas contemporáneas diferentes de las medievales para enfrentar una pandemia?

    Toque de queda, confinamiento: No son los únicos términos que forman parte del léxico pandémico y que en esta parte del mundo han representado a las dictaduras militares que están en nuestra memoria viva. ¿No podríamos haber usado otras palabras no cargadas de la memoria dictatorial, o fue y es su carga dictatorial útil socialmente para reinstalar el poder absoluto del Estado sobre la población?

    Actividades esenciales: La reclasificación de las actividades sociales con el calificativo de “esenciales”, dejando fuera todas aquellas que pertenecen al universo del afecto, del deseo, de la creatividad y reduciendo a las personas al mundo del trabajo tiene en el lenguaje pandémico un efecto quirúrgico de amputación. La única noción de vida válida es “el trabajo”. Tan solo cambiar lo de “esenciales” por “funcionales” ya le daría a la cotidianeidad otro sentido.

    Teletrabajo: El desplazamiento del lugar de trabajo al domicilio, convirtiendo al trabajo en un producto que se paga como producto y no como actividad que se mide en número determinado de horas. Es lo que en esta parte del mundo  –llámese Honduras, México o Brasil – se nombra “maquila” y “trabajo a destajo”, donde te pagan por trabajo realizado y no por horas de producción. La maquila –instrumento neoliberal por excelencia– usada por grandes transnacionales  –especialmente de la industria textil– ha sido trasladada a grandes campos laborales con la pandemia y ha recibido una denominación  suavizante. ¡Imagínense el resultado de rebautizar el teletrabajo como maquila pandémica o explotación domiciliaria!

    Dado que el ánimo de este texto es el de proponer desafíos aquí va el primero: hacer un listado completo del léxico pandémico, otorgarle a cada término su significado real y pasar a renombrar el fenómeno que el término pretende nombrar. Eso para despertarnos, para agudizar nuestra creatividad y para respirar rebeldía. Los sofisticados materiales que se necesitan son un lápiz y un papel y si lo hacés entre amigues el resultado será divertido y explosivo.

    Contrato sanitario mundial

    Antes de recibir la vacuna es urgente saber qué es lo que estamos recibiendo, no para plantear la desobediencia o la no vacunación, sino para no aceptar pasivamente la vacunación como quien recibe el hierro de marcación de ganado. También tenemos que  debatir ideológicamente su sentido político.

    La vacunación no es una solución, por mucho que los gobiernos del mundo entero buscan presentarla como tal.

    La vacunación es una solución parcial hacia el tránsito a un nuevo orden que aún no tiene nombre. Es una medida de sobrevivencia que deja intacto el cuestionamiento estructural sistémico que esta pandemia debe suponer para el conjunto de la Humanidad.

    La fila de vacunación es un diagrama de jerarquías mundiales de carácter colonial sin metáfora, sino de manera directa. El orden de prioridad es el orden de capacidad de pago.

    A su vez en cada sociedad el orden de vacunación representa internamente ese mismo diagrama de jerarquías sociales: mientras más en la periferia estés más tarde o nunca te llegara la vacuna.

    En estas tierras empiezan por el personal de salud porque les necesitan, pero les siguen militares y policías, se filtran curas y obispos, diputados o ministros. Y si no necesitaran del personal de salud, también serían los últimos en recibirlas.

    Las vacunas son la materialización de poderes supraestatales que son los que gobiernan el mundo.

    No es la Organización Mundial de la Salud la que organiza la distribución equitativa de las vacunas, sino que son las empresas que  –amasando cifras ya imposibles de concebir– disponen el orden de provisión de las vacunas.

    Y no crean que porque somos pobres pagamos menos: estamos pagando los mismos precios o más altos por recibir dosis menores, y los gobiernos las reciben de rodillas como una gran conquista dispuestos a firmar en letra chica lo que sea.

    Los gobiernos, a su vez, suministran las vacunas como quien suministra una inyección gubernamental intramuscular, gesto que debes agradecer sin chistar.

    Las propagandas de vacunación que se desarrollan en los contextos nacionales por parte de los gobiernos hacen pensar que lo que te están metiendo es un beneficio gubernamental.

    Los montos que la compra de vacunas suponen para muchos Estados exceden las inversiones en salud o son equiparables a estas.

    Las vacunas se devoran los presupuestos de salud para que, una vez que pase la tormenta, hospitales y quirófanos queden igual de maltrechos como estaban antes.

    Las vacunas también representan la privatización del conocimiento, pues los centros de investigación que disponen de los millones que la investigación en el campo de la biología o la medicina representan no están en las universidades públicas ni siquiera de las sociedades capitalistas imperiales, sino directamente están en las empresas que succionan cerebros de las universidades.

    Tematizar y debatir estas cuestiones alrededor de la vacunación mundial es tachado de sospechoso porque ante la vacuna lo que hay que hacer es firmar pasivamente un contrato sanitario unilateral como el que te proponen los bancos cuando te endeudas o como el que el Estado boliviano les exige a las trabajadoras sexuales para darles el permiso de trabajar.

    Es este contrato sanitario y su explicitación el que puede contener las luchas que a futuro tendrán sentido.

    Obsolescencia política

    Los gobiernos se benefician de la administración de los Estados, pero no gobiernan: son administradores secundarios de un orden colonial –patriarcal –extractivista. Ese hecho tan tangible hoy reconduce radicalmente nuestras luchas y nuestros horizontes.

    La clásica diferenciación izquierda –derecha para interpretar el campo político se convierte en obsoleta: la fascistización, por ejemplo, en el léxico ha abarcado a ambas.

    Estamos en la transición del régimen neoliberal al régimen neoliberal de corte fascista y eso la izquierda ni siquiera lo visualiza porque si las categorías de análisis y organización social que nos ofrecía la izquierda ya estaban caducas, hoy han quedado obsoletas.

    Los gobiernos llamados “de izquierda” son también gobiernos incapaces de proponer un horizonte diferente que el impuesto por el neoliberalismo. Este hecho no es de ninguna manera el fin de la política, sino el nacimiento de una nueva política. Una nueva política que no tiene vanguardias, salvadores, ni conductores y que exige de todes alta dosis de creatividad.

    No es fortaleza lo que necesitamos, sino conciencia de nuestra vunerabilidad.

    Los sujetos sociales están siendo diluidos por fatiga, por falta de ideas, por luto, por incapacidad o imposibilidad de reacción, mientras otras personas despojadas se están reconstituyendo como sujetos sociales con capacidad interpeladora: aquellas personas que se vuelcan sobre los animales para reintegrarse como animales, o las que producen salud, alimentos o justicia con sus colectividades son quienes no han sido paralizadas por el miedo.

    Todo está sucediendo a gran velocidad aunque el tiempo se ha detenido.

    La velocidad de los cambios es la velocidad de una metamorfosis profunda.

    Interpretarla a riesgo de equivocarnos es nuestra apuesta.

    María Galindo

    Fuente: https://www.lavaca.org


    María Galindo: Las cinco pandemias que azotan al Culo del Mundo

    María Galindo: Desobediencia, por tu culpa voy a sobrevivir

    Sobre el contagio de los discursos: No nos salvará la ciencia, ni el estado, ni el capital

    Read More »
  • Conociendo al enemigo/a: el fascismo y sus distintos auges en chile

    1 marzo, 2021 • Biblioteca & Hemeroteca • 419

    A modo de contribuir a la memoria anticapitalista autónoma y antiautoritaria en el territorio chileno es que he escrito el siguiente texto con antecedentes de fuentes abiertas y propios recuerdos, detallando nombres, fechas, organizaciones y hechos para que el/la lector/a pueda indagar por cuenta propia más profundamente -si es que lo desea- sobre el fascismo y sus distintos auges en Chile.

    Inicio relatando algunos hechos históricos. Para ello, hay que remontarse al 5 de septiembre de 1938, el Movimiento Nacional-Socialista de Chile (MNSCH) afiliados al partido político Alianza Popular Libertadora intenta provocar un golpe de estado contra el presidente Arturo Alessandri Palma para que Carlos Ibáñez del Campo se hiciese con el Poder. La intentona de los/as “nacis”(1) inicia con la toma de la Caja del Seguro Obrero a pasos del palacio de La Moneda y de la casa central de la Universidad de Chile en la Alameda, existen enfrentamientos armados, toma de rehenes y bloqueos para impedir el avance de la policía. Ante los hechos, el gobierno llamó a tropas de las fuerzas armadas quienes posteriormente acabaron con la ocupación asesinando alrededor de 60 “nacistas”.

    En medio de los conflictos bélicos en la Segunda Guerra Mundial, nazis desde Alemania emprendieron una travesía hasta Chile (y varios otros países) con la intención de realizar trabajos de inteligencia, -catalogados como espías- la intención de estos sujetos eran diversas, desde confeccionar propaganda a favor de Adolf Hitler, la realización de entrenamientos físicos y con armas de fuego para armar ejércitos en caso de una futura expansión del Tercer Reich y mantener información de puntos estratégicos del país para sabotearlos si fuese necesario. La información que lograron recabar era transmitida por un radiotelégrafo de forma encriptada desde una casa de seguridad hasta Alemania y según algunos datos los/as espías nazis iban a sabotear con artefactos explosivos instalaciones eléctricas, empresas mineras, puestos militares y los puertos de Antofagasta y Valparaíso. Al final las operaciones fueron truncadas, decenas de nazis fueron detenidos/as y otros/as expulsados/as. La operación de contraespionaje estuvo a cargo de la Sección Confidencial Internacional conocida como Departamento 50, el cual sería el primer trabajo de esta índole de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI)(2).

    En el gobierno de Salvador Allende, en el año 1971, se formó el Frente Nacionalista Patria y Libertad, organización paramilitar que tenía como objetivo derrocar al gobierno socialista que estaba en curso. Esta organización en todo momento tuvo apoyo de miembros de las fuerzas armadas, apoyo logístico, con armamento y explosivos de alto poder. Según un material de la organización, realizaron más de 300 acciones. Por solo dar algunos ejemplos, internaron armas desde Argentina, cortaron el suministro de combustible y energía volando oleoductos, torres de alta tensión, líneas férreas, puentes, un francotirador asesinó al edecán naval Arturo Araya Peeters. Entre otras acciones de desestabilización que fueron llevadas a cabo en distintas regiones de Chile. La organización terminó su actividad armada cuando el 11 de septiembre de 1973 la dictadura de Augusto Pinochet se erigiría, de esta manera varios/as militantes comenzaron a formar parte de los aparatos represivos de la misma, DINA y CNI respectivamente.

    Por aquel mismo tiempo, existió en Santiago, una organización de derecha llamada Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Contaban con alrededor de 200 militantes inspirados/as en organizaciones fascistas internacionales. Sus miembros participaron en escaramuzas callejeras como un grupo más de choque -común en la época- y volaron con un artefacto explosivo la cabeza de una estatua de Ernesto Che Guevara, la cual había sido levantada por el alcalde Mario Palestro en el paradero 6 de la Gran Avenida. Acción que se le atribuye erróneamente al Frente Nacionalista Patria y Libertad(3).

    Posterior a la dictadura militar, en democracia -referencia años dos mil- los medios de prensa comienzan a realizar distintas notas haciendo hincapié en el resurgir de “grupos fascistas”, catalogados como “células de skinhead neonazis”. Estos grupos comienzan a enaltecer la figura de Adolf Hitler y la Alemania Nazi, mientras sus objetivos son “mantener una raza pura de solo personas blancas”, bajo aquella lógica comenzaron a atacar indigentes, inmigrantes, LGBTIA+ y personas con ideas contrarias que podían de algún modo hacerles frente, nos referimos a quienes formaban parte de la contracultura punk y skinhead antifascistas. Los ataques comenzaron a ser conocidos como “barridas”, donde sujetos en automóviles y/o caminando por las calles, promovidos con bates de béisbol, palos con puntas, armas blancas, armas de fuego, atacaban a mansalva. En estas “riñas” varios fueron las personas muertas ligadas a la contracultura: Patricio Leyton (2004), Ángelo Polo (2005) y Tomás Vilchez (2006).

    Por aquellos años, el auge de los grupos neonazis era evidente, las “riñas” y las “barridas” se volvieron comunes en barrios y poblaciones. Eso lo vi de primera mano junto a un grupo de compañeros/as, por lo que ante los hechos que se vivían y gracias a la difusión de la contracultura comenzamos a trazar un camino antifascista y anarquista sin vuelta atrás(4). También en aquel tiempo recuerdo haber visto los capítulos del programa Mea Culpa de Televisión Nacional de Chile, quienes realizaron entrevistas en la cárcel a neonazis que estuvieron involucrados directamente con la muerte de los compañeros Ángelo y Tomás. Estos fueron emitidos en el año 2006(5) y 2007(6). Por otro lado, no puedo obviar que en esos mismos años desde la otra vereda se encuentran los neonazis bien muertos Mauricio Egaña y Marco Briones respectivamente.

    A modo de paréntesis -pero en el plano internacional- tampoco olvido cuando la prensa chilena se refirió a un ataque brutal a patadas que sufrió una mujer inmigrante en el metro de Barcelona en octubre de 2007, y a los días después el 11 de noviembre en el metro de Madrid, el neonazi Josué Estébanez asesinaría de una puñalada al antifascista Carlos Palomino cuando este último lo increpó. El contexto de los hechos fue por la realización de una manifestación contra la inmigración convocada por un partido político de derecha, la que tuvo una reacción de la izquierda y grupos antifascistas. El encuentro fortuito en el metro se dio porque ambos se dirigían a las respectivas manifestaciones.

    Devuelta a Chile, posteriormente: White Power, Batallón Maipú, Legión 38 (con una facción de Ultras en la barra brava del equipo Universidad Católica) fueron apareciendo una que otra vez en los noticieros. Quienes estábamos en las calles más de alguna vez nos los topamos por la noche y/o en reconocidos bares, como por ejemplo en Bellavista en Plaza Baquedano y/o en el Restobar Entrelatas que se ubicaba en Los Héroes, plena Alameda. También varias de estas personas estuvieron el 10 de junio de 2012 en el homenaje al dictador Augusto Pinochet que se realizó en el Teatro Caupolicán en el centro de Santiago, convocado por la derecha chilena. Este tuvo una fuerte respuesta desde la izquierda, antifascistas y anarquistas, quienes se hicieron presente a las afueras del teatro y atacaron a los/as asistentes, a neonazis, carabineros/as y se desarrollaron fuertes disturbios por las calles aledañas.

    También hay que destacar que en el mismo homenaje asistieron miembros de una organización más ajena a los/as skinhead neonazis, nos referimos al Frente de Orden Nacional (FON), orgánica fundada en el año 2004 que se dedicó a la agitación y propaganda del nacionalsocialismo en distintas regiones de Chile, más cercanos a las ideas del “nacismo” de los años 30 -mencionado en un inicio- y también de la Alemania Nazi, una de su intención era convertirse en partido político. El 18 de julio de 2012 el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (MOVILH) entregó fotografías y un vídeo a la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) donde se ven miembros del grupo destrozando tumbas judías y realizando un entrenamiento físico en algún cerro, catalogándolo como un entrenamiento militar(7). Ante el hostigamiento y acoso mediático el FON emitió un comunicado autodisolviéndose.

    Cuando nos referimos a que varios/as miembros de aquellos grupos estaban en el homenaje al dictador, fue porque los/as identificamos gracias a fotografías que tenían en cuentas de redes sociales personales. Un grupo de compañeros/as por ese tiempo mantuvimos una cuenta falsa muy activa, donde subíamos noticias relacionadas con música, fútbol, barras bravas, historia del fascismo y conversábamos con algunos/as neonazis, por supuesto que teníamos una justificación para realizar aquello, ya que queríamos realizar una pequeña acción que lamentablemente no prosperó, y finalmente, la cuenta fue eliminada por otras personas. Tiempo después en una asamblea en la que estábamos participando junto a unos/as compañeros/as, ellos/as nos comentaron -contentos/as- que habían logrado bajar la página. Nosotros/as nos reímos y les contamos que era nuestra y por supuesto los detalles. Quedó para la anécdota.

    El 27 de enero de 2014, en el marco del fallo de la Corte de La Haya sobre la delimitación marítima entre Chile y Perú, el Movimiento Nacional Libertario invitó a una manifestación en Paseo Ahumada en Santiago Centro “por la soberanía y defensa de Chile”. Las ideas de esta organización eran llamadas como la “cuarta vía política”, lejanas a las ideologías como el liberalismo, socialismo y fascismo, ya que según ellos/as eran posiciones del pasado no adaptadas para estos nuevos tiempos. Pero realmente esta organización era conformada por neonazis. Esto lo comprobamos junto a varios/as compañeros/as porque nos infiltramos en su manifestación y los/as observamos bien, también nuestra intención era enfrentarnos a ellos/as, pero la contramarcha no tuvo la suficiente fuerza. Tras la manifestación los/as miembros de esta organización fueron fotografiados y grabados por diversos medios de prensa donde se ven a algunos/as skinhead neonazis insultando a personas de origen peruano en la Plaza de Armas.

    En marzo de 2014 en Ancud, Chiloé, sur de Chile. Godofredo Rodríguez intenta inaugurar la Escuela de Arte Presidente General Augusto Pinochet Ugarte, más conocida como la “Escuela Nazi”, la iniciativa fracasa rotundamente. Nadie asiste al primer día de clases y la escuela es monitoreada por efectivos de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI).

    El 22 de octubre de 2014 en la comuna de Maipú en Santiago, neonazis atacan a un grupo de punks que se encontraban a las afueras de un supermercado Líder y apuñalan hasta dar muerte a Isacc Araya, varios miembros que llevaron a cabo la “barrida” fueron detenidos y vinculados con la organización Legión 38. Algunos quedaron en prisión, otros en la calle con penas menores, mientras uno de ellos se mantiene prófugo: Christopher Hidalgo, apodado “El Bestia”.

    En agosto de 2015 en el Barrio Brasil en Santiago, las miradas se vuelcan a una sede que en su fachada muestra esvásticas y banderas chilenas, la organización Partidarios por la Defensa de Chile (PADECHI) son los responsables. Mario Barrientos es su fundador -y única cara visible- quien editaba un periódico que se vendía en kioscos con ideas en rechazo a los/as inmigrantes, LGBTIA+ y promulgando el nacionalismo, patriotismo y esoterismo. La organización fue denunciada nuevamente por el MOVILH ante la ANI y a la PDI. Los hechos se volvieron mediáticos y la organización terminó retirando sus carteles y sus páginas de difusión fueron cerradas.

    Como dejo en evidencia cada cierto tiempo van saliendo a la luz estas organizaciones, lo que no quita todo el trabajo que deben realizar silenciosamente. Ante todo, distinguiré tres perspectivas con diferencias y similitudes entre ellas. Hay cuestiones en ideas que no deberían cuajar, propias de las incongruencias de estas personas, de todas formas, así es como se ha demostrado el fascismo en Chile.

    -Organizaciones nacionalsocialistas: Tienen una visión anticapitalista. Para tener una idea de esto recomendamos leer una entrevista realizada por The Clinic a Roberto Thieme, uno de los fundadores del Frente Nacionalista Patria y Libertad la cual fue publicada el 18 de octubre de 2018(8). La visión de este sujeto no quita que otras personas rescaten, idolatren y/o tengan vínculos con reconocidos fascistas y organizaciones de derecha.

    -Organizaciones de derecha: Tienen una visión capitalista, neoliberal, conservadora y rescatan, idolatran y/o tienen vínculos con reconocidos fascistas. Admiradores de Augusto Pinochet, de la dictadura militar en Chile y de otras erigidas en Latinoamérica y Europa. Actualmente varias personas ligadas a estas organizaciones han levantado campañas por la liberación de los/as presos/as de las fuerzas armadas que cumplen condenas por tortura, desaparición y muerte de personas en tiempos de la dictadura militar en Chile.

    -Grupos de skinhead neonazis: Sujetos que caminan por las calles con una vestimenta particular, con bototos de militar, chaquetas de aviador, suspensores blancos, poleras y parches con simbología. Admiradores de Adolf Hitler y de la Alemania Nazi. Mientras otros/as admiran a Augusto Pinochet, por lo que mantienen ideas similares a las organizaciones de derecha que describimos respecto a las dictaduras y del apoyo a miembros encarcelados/as de las fuerzas armadas.

    Mención aparte merecen las organizaciones patriotas y nacionalistas, quienes abiertamente dicen rechazar la política de izquierda, de derecha y que no son neonazis, ni fascistas. Por otro lado, mantienen fuerte la difusión de sus discursos conservadores, contra el feminismo, el aborto, los/as inmigrantes, LGBTIA+, entre otras. De todas formas, sus miembros están ligados de una u otra manera a los tres puntos mencionados anteriormente. Que intenten esconder sus vínculos es otra cosa. De esta manera es que se mueven las organizaciones que en el último tiempo han estado en la palestra: Acción Identitaria, Capitalismo Revolucionario, Motín Estudiantil y el Movimiento Social Patriota.

    Como vemos el auge del fascismo con sus particularidades ha estado presente en la realidad en Chile, hay grupos que se han organizado y han sido truncados por la mano legalista, policial y política parlamentaria. Pero ahora las nuevas formas para estar públicamente, sumando militantes y ganando adherentes es a través del patriotismo y nacionalismo, “manteniendo un bajo perfil”, ahí se han ido camuflando neonazis que han estado presentes en las calles desde hace décadas.

    Ahora, las respuestas desde los sectores antifascistas y anarquistas han existido todos estos años con distintas fuerzas. Han sido incontables las manifestaciones que se han realizado, por ejemplo, en Paseo Ahumada en memoria de compañeros muertos. Actividades abiertas en plazas y/o en espacios políticos. También cuando organizaciones fascistas han intentado convocar a manifestaciones, en varias ocasiones han existido contramarchas acabando más de alguna con neonazis heridos/as, golpeados/as y hasta baleados/as. Sin ir más lejos en agosto del presente año un grupo organizado realizó un ataque armado contra neonazis en Santiago Centro dejando a uno en estado grave(9). Días después, el 5 de septiembre se realizó una gran convocatoria antifascista con alrededor de 500 participantes en Plaza Brasil en Santiago Centro la cual derivó en escaramuzas espontáneas contra fuerzas especiales de Carabineros de Chile.

    También a modo de dato, el 10 de septiembre, posterior a la manifestación en conmemoración por el golpe de estado que culminó con los tradicionales disturbios en el interior del Cementerio General en Santiago, grupos fascistas se reunieron para limpiar la tumba del reconocido nacionalsocialista Miguel Serrano. Manteniendo puntos de control y vigilias en los alrededores, los cuales no les sirvió de mucho ya que nuestros/as cómplices estuvieron ahí mismo, paseándose e identificándolos nuevamente.

    El último registro que tenemos a la fecha fue el 27 de octubre en la “marcha por Jesús, por la vida y contra la ideología de género” convocada en Santiago Centro por organizaciones de la iglesia evangélica, donde además se sumó el Movimiento Social Patriota. La contramarcha avanzó dejando varios/as heridos/as de dicho movimiento, evangélicos/as y policías. Esta fue una demostración de fuerza exitosa ante el auge de estos sectores nacionalistas, conservadores y fanáticos/as.

    Los tiempos se ven arduos ante la organización real que están teniendo estos grupos, pero las respuestas han sido contundentes, no hay que desmoralizarse. Los desafíos son grandes y el tiempo hay que seguir recorriéndolo participando y apoyando instancias antifascistas y anarquistas de forma individual y colectiva.

    También es importante construir trabajo político que sume y perdure, proyectos de difusión a través de boletines, publicaciones y bibliotecas, colectivos de agitación callejera y de choque, organización para levantar actividades públicas, etc. En esta ocasión este texto será firmado bajo una pequeña iniciativa(10) la cual espero sirva de inspiración para crear. Todos/as podemos hacerlo.

    Finalizo con una mención por una persona que hoy enfrenta todo el odio fascista y la razzia represiva del Estado Policial en España, me refiero a Rodrigo Lanza, quien se encuentra en prisión por haberle quitado la vida a un miembro del partido político Falange Española Víctor Laínez tras una “riña” en el Bar Tocadiscos en Zaragoza el 8 de diciembre de 2017. Aprovechando este texto le quiero enviar todas mis fuerzas y cariño al compañero. Hermano, que los años de resistencia que pasaste en prisión hace años atrás y la lucha antifascista que siempre libraste levanten la moral en estos difíciles momentos.

    Desde algún lugar del territorio chileno
    Biblioteca Antiautoritaria Libertad
    Primavera, 2018


    Notas

    (1) Esta información fue extraída de internet donde se hace referencia que los miembros del Movimiento Nacional-Socialista de Chile (MNSCH) se referían como nacis con “c” para diferenciarse de los/as nazis alemanes.
    (2) Esta información fue extraída de la lectura de artículos y de reportajes que fueron emitidos en televisión. A demás hay que aclarar que los archivos confidenciales que tratan este tema fueron liberados por la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) el 22 de junio de 2017. Disponible en: //www.archivonacional.gob.cl/616/w3-article-77097.html?_noredirect=1
    (3) Esta información fue extraída de una nota al pie de página del libro Aldo Marín carne de cañón, del periodista Juan Cristóbal Guarello.
    (4) A modo de anécdota, desde el año 2005 en el barrio donde vivía, grupos de skinhead neonazis realizaban propaganda y “barridas”. Por lo que junto a un grupo de compañeros/as comenzamos a vigilar sus movimientos y casas, en una de ellas en su fachada tenía esvásticas pintadas. Sin tomarle el peso a los riesgos, siendo unos/as niños/as, realizamos nuestra primera y pequeña acción de hostilidad rayando sus símbolos y dejándoles insultos.
    (5) //www.youtube.com/watch?v=uQwqIQs0SGc
    (6) //www.youtube.com/watch?v=jiFfdGy9X2k
    (7) //www.24horas.cl/nacional/movilh-denuncia-entrenamiento-paramilitar-de-grupos-neonazis-226724
    (8) //www.theclinic.cl/2018/10/18/roberto-thieme-fundador-de-patria-y-libertad-soy-nacionalista-rebelde-y-revolucionario/
    (9) Esta información fue extraída de la lectura del Boletín La Bomba, número 28. Disponible en: //es-contrainfo.espiv.net/2018/10/13/santiago-sale-el-numero-28-del-boletin-la-bomba/
    (10) La biblioteca (itinerante) mantuvo un trabajo de agitación, propaganda y difusión anarquista desde el verano del año 2017 hasta hoy fines del año 2018 ya que convergeremos con otras iniciativas en un nuevo proyecto. Como última instancia hemos querido volver a difundir, esta vez, de forma física el texto realizado por uno/a de nuestros/as integrantes para extenderlo más allá de las redes de contrainformación virtual.



    Descarga:

    Conociendo-al-enemigo-a.-El-fascismo-y-sus-distintos-auges-en-Chile


     

    Read More »
  • Reflexiones en torno al sustrato anárquico contemporáneo informal, insurreccional e internacionalista

    1 marzo, 2021 • Artículos, Coyuntura política, Organización, Práctico, Teoria política • 347

    Nota al lector/a

    Las reflexiones que presentamos a continuación son el resultado de un largo diálogo a muchas voces, que comenzó hace casi un año, entre compañeras y compañeros de diferentes partes del planeta que hemos venido madurando la convicción no solo de la necesidad de un debate franco, honesto y auténtico, sobre diferentes aspectos del universo anárquico de la tendencia informal e insurreccional, sino de que ha llegado el momento de concretarlo.

    En el transcurso de este debate franco y sincero, surgieron una diversidad de opiniones en torno a una serie de temas y puntos de vista específicos, que nos impulsaron a buscar su posible solución; lo que nos estimuló a profundizar en estas discrepancias que, en un principio, parecían insuperables o casi insuperables.

    Fue precisamente en el propio recorrido de estas profundizaciones que se pusieron de manifiesto dificultades inesperadas, pero que, sin duda, tienen una importancia considerable en el contexto de estas reflexiones, por eso nuestra intención de hacerlas circular en todos los idiomas y en todos los lugares del globo, para que las compañeras y compañeros puedan conocerlas.

    Las dificultades que han surgido cada vez que hemos examinado a fondo los argumentos expuestos, responden a dos órdenes de problemas estrechamente entrelazados:

    1. el desajuste en los significados de las palabras al traducirlas de un idioma a otro, porque en muchos casos, se pierde la especificidad de la expresión, lo que es de suma importancia para nuestras reflexiones;
    2. los diversos cambios de significado que asumen, a lo largo del tiempo y en un determinado idioma, palabras que podrían ser fácilmente traducidas a otro idioma, pero que en algunos casos se deforman con la traducción;
    3. El uso particular que ha hecho de ciertos términos y conceptos cada variante del movimiento, especialmente las generaciones más jóvenes en diferentes lugares del planeta –incluso en el transcurso de un período relativamente corto de tiempo– por lo que ha sido necesario adaptar conceptualmente estos términos para que no se desvíen mucho de su significado original, y el pensamiento subyacente no fuera mal interpretado.

    Invitamos a nuestras compañeras y compañeros a tener en cuenta los esfuerzos realizados para lograr un documento lo más apegado al original permitiendo su entendimiento en los distintos idiomas, y a las/os redactores de las diferentes traducciones les pedimos que consideren todos los atenuantes posibles para que logren este propósito.

    Obviamente será la comprensión, el gozo y la confianza de los compañeros y compañeras lo que permitirá aprovechar al máximo todas las tensiones del universo anárquico de la tendencia informal, insurreccional e internacional.

    INTRODUCCIÓN

                Un espectro se cierne sobre la Tierra: el espectro de la Anarquía.

                Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todos los Estados del mundo; el Capital y las religiones; demócratas y fascistas; globalizadores y nacionalistas; socialdemócratas; populistas y; marxistas de todas las denominaciones.

                De este hecho se desprenden dos consecuencias:

                La primera es que el anarquismo se halla ya reconocido como una potencia por el sistema de dominación tecno-postindustrial-hetero-patriarcal que hoy somete al mundo.

                La segunda, que es ya hora que las y los anarquistas expresen a la luz del día (así como en la oscuridad de la noche) y ante el mundo entero, sus ideas, sus tendencias, sus deseos y, reafirmen su ancestral lucha contra toda Autoridad, saliendo así al paso de esa leyenda negra del espectro anárquico con un conjunto de reflexiones para el Siglo XXI.

                Estas páginas quieren ser una modestísima contribución en tal sentido y, un ejercicio intransigente de reafirmación anárquica, construyendo una agenda de diálogos al interior de la variopinta constelación de grupos (e individualidades) que componen la tendencia informal e insurreccional, por lo que ponemos a la consideración de todas y todos los anarquistas de distintas regiones del mundo el siguiente marco de análisis, escrito a varias manos desde diferentes partes del planeta, recogiendo las inquietudes, pensamientos y prácticas de toda una galaxia de tensiones más allá de las barreras idiomáticas.

                Esperemos que este esfuerzo facilite la necesaria renovación teórico-práctica y la redefinición actualizada de nuestros rasgos (fundamentales), con especial énfasis en la crítica radical al poder y la ética de la libertad, erigiendo un nuevo paradigma anárquico común, capaz de atemperar la actual dispersión y de atenuar discrepancias internas, reconociendo diversidades irreductibles pero siempre bienvenidas, encauzando todas las tensiones en apoyo a nuestro sustrato común y la concreción de un “lugar/espacio” internacional, que proporcione la apropiación inmediata de todas las formas de enfrentamiento a los poderes establecidos y por establecer.

                Frente a la repugnante parálisis de las fracciones del llamado “movimiento”, que hoy aplauden al Poder y cumplen sin cuestionar los consejos del Estado –promoviendo el encierro y la “sana distancia”–, nos toca impulsar más que nunca la tensión anárquica y motivar la insurrección a los cuatro vientos, ante el avance del nuevo sistema de dominación que se gesta (mucho más autoritario y depredador).

                ¡Vivimos tiempos de pandemias: nos atañe viralizar la sedición anárquica en todos los confines de la Tierra hasta que no quede rastro de lo existente!

                ¡Guardemos sana distancia del Poder e iniciemos la flama que se extenderá por toda la pradera!

    I LA NECESARIA DESTRUCCIÓN DEL “TRABAJO”

     “Desde hace mucho tiempo se viene reclamando el derecho al trabajo, el derecho al pan y, francamente, en el trabajo nos estamos embruteciendo […] Nosotros, anarquistas, sentimos la humillación de esta lucha para huirle al hambre y sufrimos la ofensa de tener que mendigar un pedazo de pan que nos es concedido de cuando en cuando, como una limosna y a condición de renegar o poner en el desván de los trastes inútiles nuestro anarquismo (si no queréis usar medios ilegales para defender vuestro derecho a la vida, sólo os quedará como lugar de reposo el cementerio)”.

                                                                                                                            Severino Di Giovanni.

    Las últimas dos décadas del pasado siglo y las dos primeras del siglo XXI han asistido al sedicioso despertar de la Anarquía, en particular de la tendencia informal e insurreccional, principalmente en Europa y en algunos países de América Latina. Este “despertar” anárquico, en esencia, responde a dos factores que con el tiempo se han ido consolidando y entrelazando de diversas maneras, más allá de la coyuntura económica –en parte favorable– que auspició el fenómeno extático de 1968 y, la inigualable experiencia del 77 italiano.

    El primer factor, se manifestó íntegramente al interior del movimiento anarquista, comenzando a desarrollarse a partir de la crítica de una parte del propio movimiento  –en algunas áreas “territoriales”– a la mayoría del anarquismo organizado en estructuras de síntesis (generalmente en federaciones) y, de manera colateral, a las orgánicas sindicales (sindicalismo revolucionario o anarcosindicalismo). El segundo    factor –que impacta de manera específica en el “despertar”–, es el colapso definitivo del “socialismo realmente existente” (desde 1989), provocando la crisis irrecuperable de las ilusiones marxistas (en todas sus versiones y a nivel internacional) y, la más estrepitosa banca rota de su ideología. Ambos factores, se complementan como resultado de la consumación de un ciclo de capitalismo, en particular, de su versión predominantemente industrial, y de su otra cara política: el Estado-nación.

    El capitalismo y el Estado moderno, son dos aspectos complementarios de la realidad socio-económica y política que surgiera en el Medievo, erigiendo al TRABAJO como elemento dominante de la vida humana, es decir, como uno de los momentos constitutivos de la vida, dividiendo artificialmente esta actividad en “sectores”. El hecho es que desde el nacimiento de la disciplina económica (o sea, del estudio, análisis e interpretación de los diversos componentes que contribuyen al funcionamiento y desarrollo del Capital), se ha concluido que sólo el TRABAJO humano, coordinado con el proceso de producción, es capaz de generar ganancias. Sin el uso de la fuerza de trabajo humano (“fuerza productiva”), ni la tierra, ni las materias primas, ni todas las herramientas de producción (hoz, martillo, telar o industria) aumentarían el capital invertido, logrando que este sea mucho más lucrativo para el capitalista al final del ciclo de trabajo.

    Obviamente, en el régimen capitalista, el “trabajo” es un concepto que va mucho más allá del estricto significado que tiene (consumo de energía y tiempo de los trabajadores proletarizados; es decir, de aquellos que se ven obligados a venderse al Capital a cambio de lo necesario para su supervivencia), abarcando indiscriminadamente un conjunto de actividades y momentos que se movilizan en torno a la producción de ganancias: la energía de los trabajadores en sentido estricto, el tiempo que el capitalista dedica a explotar mejor la coordinación de las fuerzas de trabajo, así como el tiempo y el capital necesarios para las estructuras financieras, indispensables en los diversos procesos de producción. Es precisamente el concepto de TRABAJO, de la mano de las distintas interpretaciones ideológicas de las diferentes disciplinas (positivismo, progresismo, historicismo y todos los demás ismos), lo que ha sustentado al Estado-capital hasta nuestros días. No es por casualidad que se inventó el slogan que acompaña al sistema desde la acumulación original de Capital –«El trabajo ennoblece al hombre»–; de cierto manera, este lema ha marcado el paso de la primacía del comercio como fuente de riqueza, a la preponderancia del “trabajo” como fuente de acumulación de la “riqueza de las naciones”.

    Todas las versiones de “socialismo”, incluido el anarquismo, jamás se han cuestionado sustancialmente la ideología del trabajo; de modo que, a excepción de las agudas críticas al capitalismo por sus efectos nocivos e inhumanos, prevaleció siempre la versión historicista –con fuerte influencia marxista pero indiscutiblemente precedida por Proudhon y otros antecesores–, según la cual el capitalismo (en su versión industrial) representaba la etapa superior del desarrollo de las capacidades productivas del ser humano, determinando así la contradicción macroscópica del propio capitalismo, es decir, la socialización del trabajo –para la indispensable producción industrial colectiva– y, la apropiación privada –de los capitalistas– de una parte del trabajo colectivo (la ganancia). El advenimiento de la contradicción –la socialización de las ganancias tras la expropiación de los medios de producción por los trabajadores (el proletariado)–, significaba la realización de la justicia social en el futuro; es decir, la concreción de la sociedad igualitaria en la que la explotación, la opresión y, la dominación del hombre por el hombre, serían desterradas para siempre de la faz de la Tierra (la representación ideologizada del futuro paraíso terrenal consumado por las propias fuerzas de la especie humana, destinada a madurar en el transcurso de la historia los elementos decisivos en sentido liberador). Fue desde la lógica del dominio “ideológico-cultural” y material del Estado-capital que, el anarquismo, incluso en su plena madurez, desarrolló su paradigma durante las décadas de entre siglos (XIX y XX); a decir verdad, de manera muy similar a los partidos y movimientos socialistas y comunistas de su época: la organización anarquista específica y, la organización anarcosindicalista, reflejan la visión preconcebida del anarquismo, centrada en aglutinar a las fuerzas proletarias en un frente capaz de tomar posesión de los grandes medios de producción para finalmente socializarlos por la fuerza y dar paso a la nueva “sociedad libertaria”. El momento “material”, es decir, todo lo relacionado con la producción de mercancías, por lo tanto, concerniente al “trabajo” y, la ganancia; o lo que es lo mismo: la esencia que domina la sociedad capitalista, nunca fue cuestionada por ninguna de las variantes del socialismo, por ende, se convirtió en la hipótesis central de la pretendida sociedad liberada del mañana. Desde esta perspectiva es consecuente fundar la centralidad de la vida –incluso en el ámbito anarquista– en el mundo del trabajo, en particular, en el proletariado y los mecanismos de explotación (la extracción de ganancias), y posicionarse sobre estas bases con el fin de concretar la inversión de las relaciones sociales: la realización de la Revolución Social mediante la inevitable insurrección generalizada que permitiría a los trabajadores expropiar los grandes medios de producción. Es obvio, según esta concepción, que los medios de producción en operación bajo el régimen capitalista dominante, se consideran indispensables incluso en la sociedad liberada; de ahí la atención en su salvaguarda durante el proceso insurreccional revolucionario para su uso futuro. De tal suerte, la organización sindical revolucionaria, inspirada en los fundamentos del anarquismo, se convierte así en pivote de transición a la Anarquía. Si la revolución rusa de 1917 parecía haber confirmado de alguna manera la concepción anarquista, fortaleciendo el proyecto anarcosindicalista, la contrarrevolución leninista-bolchevique provocó un primer contratiempo, que permitió que el mejor anarquismo y anarcosindicalismo “ruso” sobreviviera al exterminio comunista, viéndose forzado al exilio, en cierto modo, deslumbrado por los métodos bolcheviques, lo que les llevó a plantear la hipótesis de una organización específica    –rígida y extremadamente disciplinada– que supuestamente competiría con el partido leninista: la “Plataforma Archinov”. En realidad, fue una pantomima eficientista con pretensiones partidistas, que nunca pudo superar el análisis crítico de los anarquistas más prominentes de la década de 1920 (Errico Malatesta, Camilo Berneri, Sebastián Alexander Berkman, Emma Goldman, entre otros).

    Lo cierto es que la visión predominante de la inmensa mayoría del anarquismo de la época, jamás puso bajo la lupa de la crítica las bases de la sociedad capitalista, permaneciendo el trabajo como la columna vertebral del proyecto anarquista revolucionario y, como eje del anarcosindicalismo. En el contexto de la revolución española de 1936-1939, emergieron –con toda su gravedad– algunos de los límites macroscópicos de esta particular concepción que siempre ha privilegiado un momento específico de la experiencia humana en lugar de favorecer su simbiosis con todos los demás momentos de la vida.

    El “trabajo”, como quiera que se entienda, al igual que cualquier otro momento de la vida y de la misma lucha contra todo sistema de dominación, no puede representar   –en una experiencia libre de cualquier tipo de coacción– un momento privilegiado a partir del cual deba “ajustarse” el resto de los momentos de la vida. Es en el marco del Estado-capital –donde la extracción del excedente (la ganancia), es absolutamente indispensable para satisfacer las necesidades del Capital y de la gigantesca máquina burocrática, militar, política e ideológica que le es propia (el Estado)–, que la “base material”, es decir, el trabajo y, la organización de la producción, representa el pilar fundamental en torno al cual se ajustan, al ser coactados, todos los demás momentos que conforman el conjunto de la vida humana. En la trama del Estado-capital, la “razón de ser” de la vida humana se encuentra fragmentada en “tiempo de trabajo”, “tiempo libre”, “tiempo de descanso”, etc., siempre y cuando estas sean las necesidades del Capital y del Estado –y esto aplica para nuestra época–, exigiendo, no la “superación” de la fragmentación de la vida, sino la intercambiabilidad de los distintos momentos, reduciendo la totalidad de la vida a una única función (variable) dependiente de los propios flujos de “producción”: la vida es siempre y sólo tiempo de “trabajo”, es decir, tiempo de mercancías y por lo tanto de ganancias.

    El horizonte conceptual que la modernidad occidental (Estado-nación y Capital) ha determinado a nivel planetario en el transcurso de su tempestuosa historia –en cuyo seno prevalece el “trabajo”–, ha penetrado tanto en el inconsciente colectivo y en la concepción de vida de las personas que ha logrado estructurar nuestra forma de pensar y de comportarnos, imponiendo un dispositivo cognitivo “universal” al servicio de la domesticación humana que impide que se desplieguen el énfasis y la potencia de la insurrección, dejando, cada vez más, paso a los excesos de positividad. Tan es así, que, durante las últimas décadas –tras la reestructuración capitalista–, la crítica revolucionaria tradicional no ha podido hacerle la más mínima mella al sistema de dominación: todos los intentos de “cambio” han quedado atrapados en su maquinaria de captura.Centrándonos ahora en el ámbito anarquista, habría que destacar que al interior de nuestras tiendas, sólo la tendencia insurreccional e informal –llevada hasta las últimas consecuencias teórico-prácticas– ha sido capaz de abrir las puertas a un potente gesto sedicioso contra toda autoridad, haciendo factible la lucha anticapitalista y antiestatal en nuestros días, logrando cuestionar y confrontar la política-social existente, adecuando así la lucha anárquica a la realidad de explotación y opresión contemporánea, con pronunciado énfasis en la necesaria destrucción del trabajo. Y es que, precisamente, a partir de la nueva versión del “trabajo” originada por la aplicación de las nuevas tecnologías, se ha logrado concretar el nuevo modelo productivo, reduciendo al mínimo las aportaciones de la fuerza humana en el ciclo de trabajo y en la elaboración de mercancías; de tal suerte, se ha incrementado de forma desmesurada la adaptación de las mentes a las necesidades de la mercancía, expropiándonos la capacidad de distinguir entre necesidades reales e inducidas, lo que ha determinado el intercambio entre bienes reales y virtuales, afianzando así la nueva versión del querido eslogan capitalista: “el trabajo moviliza a las personas“, en lugar del anticuado lema: “el trabajo ennoblece al hombre“. Desde mediados de la era industrial se vienen “inventando” mercancías inéditas (pensamos en el plástico, por ejemplo), junto a una extensa gama de objetos de amplio consumo que, sin embargo, satisfacen solamente necesidades inducidas. ¡La publicidad no es sólo el anuncio promocional de algún producto básico, sino también es un producto en sí, cuyo consumo produce ganancias a quienes no participan en ninguna cadena de producción de bienes reales! Los desempleados –los eternos “parados”– además de representar un verdadero dique para las demandas de quienes aún conservan sus empleos en diversos sectores de la producción, son productores de ganancias reales desde el momento que consumen “publicidad”. Esta realidad ha sido valorada en exceso en la medida en que el sistema se ha extendido de manera desproporcionada, mediante la cotidiana introducción de nuevas tecnologías a escala global, cada vez más sistematizadas en un complejo plenamente interconectado.La manipulación de los recursos naturales está modificando todos los organismos vivos, transformándolos en mercancías impedidas de su reproducción autónoma: las propias personas, junto a los otros animales no humanos, se adaptan gradualmente a las necesidades de expropiación total por parte de los monopolios y; la competencia entre los gigantes de las tecno-ciencias, constantemente provoca nuevas adecuaciones que devastan los pocos espacios que nos quedan de autonomía y naturaleza salvaje, tanto a los seres vivos como a los ecosistemas. La estrategia competitiva –por ser el primero en inventar y/o añadir algo nuevo, con el propósito de dominar el mercado y ser líder del postindustrialismo–, ha devenido en una lucha cotidiana donde las personas de todos los rincones del planeta, son arrastradas al remolino sin fondo de la innovación, reproduciendo el sistema de destrucción, provocando el agotamiento de todos los recursos, la contaminación irreversible de los diferentes ambientes, activando conflictos cada vez más amargos y sangrientos e, impulsando genocidios impunes.

    En tal contexto, donde la propia maquinaria de producción está objetivamente predispuesta a la transitoriedad y la convertibilidad inmediata según los ritmos del consumo fugaz y la temporalidad igualmente fugaz de las mercancías –virtualmente sujetas a los cambios que hacen atractiva la perenne campaña publicitaria a favor de la “innovación”–, el trabajo tradicional, realizado por el otrora proletariado, ha perdido toda funcionalidad. Ya no es necesario el especialista ni la mano de obra profesional ni la habilidad del trabajador; todo esto ha quedado superado por la estandarización y la velocidad supersónica de los nuevos ritmos dictados por el exceso tecnológico de todo el ciclo de producción. Lo que hoy se requiere es disponibilidad completa, día y noche, los 365 días del año, con horarios flexibles, en función del pedido inmediato y urgente que debe proveerse antes que el competidor pueda hacer lo mismo a un costo mucho menor.

    Lo que alguna vez pareció ser (y se creyó que era) el arma más poderosa de los trabajadores: la herramienta organizativa y la lucha sindical; en este contexto, no sólo representa un arma contundente al servicio de este sistema alucinante sino que incluso asume el papel de uno de sus principales pilares junto a otros soportes no menos importantes. Pero, tratemos de profundizar más en este tema, para dejarlo en claro de una vez por todas.

    El uso de la máquina de vapor y más tarde del motor de combustión interna y la electricidad, permitió el reemplazo de la fuerza humana y animal, así como de las otras fuerzas naturales (agua y viento) explotadas como fuerza motriz, engendrando el gigantesco desarrollo industrial de los últimos dos siglos. Los bienes producidos a gran escala, aunque comercializados en el sistema capitalista estatal, satisfacían, en lo general, las necesidades reales de sus consumidores.

    Desde la óptica que las fuerzas revolucionarias concibieron la superación de la sociedad –sin cuestionar al capitalismo en sí–, asignándole un valor incuestionable a la producción de bienes necesarios para la existencia humana: la continua producción de bienes; nuevas fuentes de energía aplicadas a la industria y; la forja de nuevas herramientas de trabajo y producción (nos vienen a la mente los tractores para trabajar la tierra, el tren para el transporte humano y de mercancías, etc.), parecía indispensable la prolongación de toda esta parafernalia incluso para la sociedad post-revolucionaria.

    La organización sindical de los trabajadores de la industria y de la tierra, entendida en sus términos revolucionarios, era coherente con la suma de reivindicaciones del proletariado exigiendo salarios dignos, horarios de trabajo acordes a una existencia tolerable, salubridad en los puestos de trabajo y, la conquista de condiciones sociales cada vez más avanzadas (pensión, asistencia médica garantizada para todos, etc.), pero, cuando una legión de explotados conscientes se propone asaltar y expropiar a los expropiadores históricos de los medios de producción con la intención de consumar la autogestión socializada, no sólo de los instrumentos de trabajo, sino del propio trabajo y su fruto integral, esta poderosa arma (la organización sindical) pasa a ser obsoleta.

    Por supuesto, ni siquiera los propios anarquistas fueron capaces de vislumbrar –salvo honrosas excepciones de manera esporádica y muy superficialmente–, la enorme contradicción inherente a cualquier forma de sindicalismo, limitado al regateo con el enemigo de clase, en busca de mejoras en las condiciones inmediatas de los trabajadores durante las luchas parciales –el objetivo final, de hecho, era anunciar la futura revolución, pasando por alto la cuestión de fondo. De la misma manera que pasamos por alto tantas cuestiones que, hoy en día, no podemos obviar y mucho menos posponer debido a la gravedad de las amenazas –pensemos, por ejemplo, en el envenenamiento de la tierra, del agua y de la atmósfera o, en el agotamiento de los recursos o, el exterminio de especies, sólo para tener una somera idea de a qué nos referimos.

    La concepción del objetivo final, fruto de las condiciones propias del capitalismo industrial dominante, hizo madurar en la clase obrera lo que podríamos definir como una verdadera “cultura”, es decir, un “orden del mundo” donde todo giraba en torno al “trabajo ” –como instrumento y lugar de producción de todo lo indispensable para la vida humana, como centralidad de la vida, del conocimiento, de las relaciones interpersonales y, de la relación de las personas con la Naturaleza, entendida ésta como espacio/objeto inagotable, disponible para la satisfacción de las necesidades de los hombres (echando mano de esta concepción antropocéntrica a modo de ¡«gracioso» legado que el capitalismo dejaba a la futura sociedad libre!).En la actualidad, en plena mutación estructural del capitalismo, con sistemas de producción ajustados a la producción de mercancías que, en la mayoría de los casos, satisfacen necesidades inducidas y/o falsas, sencillamente útiles a la manipulación total y totalitaria de lo existente, donde lo superfluo se disfraza de indispensable y los instrumentos de producción son funcionales exclusivamente a estas mercancías   ¿qué herencia podríamos recibir si no es todo lo que hoy se está convirtiendo en basura? ¿Qué “trabajo” heredaríamos que no sea auxiliando “máquinas” que navegan solas –tanto respecto a los ritmos como a las formas, los objetos y, las mercancías que agobian nuestra existencia y destruyen la vida tal como la conocíamos hasta hace poco? ¿Qué clase de “conocimiento” podemos heredar si no la miseria derivada del despojo perpetrado durante las últimas décadas por este sistema integrado de tecnologías específicamente desarrolladas para reducir a cero la personalidad, la capacidad y, la inventiva, de la mano de la manipulación de todos los organismos vivos? ¿Qué “cultura” podemos heredar? ¿Podrá este revoltijo de actitudes, comportamientos y satisfacciones –dependiente de la alienación de gente desesperada que se aferra a las mercancías que consumen o aspiran consumir en una vorágine cada vez más impetuosa que los convierte en productores y reproductores de un sistema que les ha reducido a apéndices integrados a los mecanismos de producción de mercancías reales y virtuales–, ofrecer otro sueño que no sea replicar modelos diseñados concretamente para entidades despersonalizadas? O, tal vez, ¿heredaremos esta desintegración de relaciones –esfumadas con la demolición de la industria tradicional y su reconversión en talleres robotizados y soportes informáticos– donde la precariedad, la servidumbre absoluta y, la intercambiabilidad de piezas, hace a los trabajadores igualmente miserables y, por ende, sustancialmente inútiles? Por supuesto, tanto aquí como allá –en el Primer como en los otros mundos dependientes–, aún existen focos de cultura, de conocimiento, de relaciones, de lenguaje, de actitudes de la gente, en pueblos y comunidades más o menos pequeñas, lugares de trabajo y espacios sociales que todavía se mantienen al margen del sistema; pero se trata de escenarios que, en todos los casos, a penas cuentan en el contexto general; su supervivencia responde más a la falta de interés actual y a las fallas del Estado-capital contemporáneo que a su propia vitalidad. Las que realmente cuentan, e imponen su ley, son las estructuras dominantes que han incorporado a sus dispositivos todo aliento de vida.Pero si no tenemos nada que heredar de las estructuras de dominación –salvo que nos engañemos y vivamos persuadidos que el modelo contemporáneo de “civilización” (con sus elementos materiales y espirituales) realmente puede ser útil a la creación de entornos habitables para todos los seres vivos, sin gobernantes ni gobernados, sin servidumbre ni amos, sin géneros ni privilegios androcéntricos–, consecuentemente se deduce que TODO tiene que ser necesariamente destruido. Y si además reconocemos que el “proletariado”, en su acepción de “clase obrera” –es decir, como «clase monolítica verdaderamente revolucionaria» que madura su conciencia (de «clase en sí a clase para sí»), transformándose en «sujeto de la historia» y por tanto, en la fuerza opuesta al Estado-capital, destinada a destruir la propiedad privada y edificar la sociedad comunista–, desapareció de la faz de la Tierra con la reestructuración del sistema capitalista, tendremos que aceptar entonces que resulta ilusorio depositar nuestros deseos insurreccionales en algo inexistente. Consecuentemente, también habremos de admitir que el sindicato –la organización obrera, o lo que fantasmagóricamente quiera decir la actual simulación de la organización de los trabajadores conscientes de su propia función en la lucha de clases–, en nuestros días sólo puede realizar tareas en complicidad con el acomodo, la estabilidad y la racionalización de las nuevas estructuras de explotación, opresión y extracción de ganancias, erigiéndose como uno de los pilares fundamentales del sistema imperante. ¡Tanto más si han desaparecido del horizonte mental de la gente todas las hipótesis en torno a un futuro paraíso terrenal más allá del imperio de las estructuras del Estado-capital! Una vez disipada la niebla que impedía la lectura reflexiva de la actual estructura capitalista, sólo nos resta extraer una primera conclusión: de todo el presente histórico en su conjunto y, específicamente, de la esfera del “trabajo”, no hay NADA que podamos utilizar en un hipotético futuro liberado, TODO tiene que ser demolido hasta sus cimientos –una sola piedra que nos quede en pie será el pedestal inmediato sobre el que se erigirán las nuevas formas de poder centralizado y, por consiguiente, de dominación sobre todo lo viviente. La conciencia de la gravedad de las actuales condiciones reclama la urgencia de destrucción.La velocidad con que se imponen los actuales mecanismos de explotación, destruyendo de manera irrecuperable lo poco que queda de vida y de hábitat indómito, determina la inmediatez de la destrucción: a) para impedir que se complete el proyecto de muerte y modificación, la destrucción de todo lo salvaje, el agotamiento de los recursos residuales, la hecatombe de los ecosistemas, la robotización humana y de otros animales no humanos; b) para interrumpir la fuerza centrípeta de la definitiva centralización planetaria de la dominación, de lo contrario, asistiremos en el futuro inmediato al desmoronamiento total e irreversible de toda hipótesis de vida autónoma y convivencia en libertad, comprometida hoy severamente por el desarraigo y el despojo de los rasgos histórico-culturales propiamente dichos y, su dispersión en el laberinto del consumismo y la adicción más grosera. Al comienzo de este documento, señalamos el enérgico renacimiento del anarquismo en nuestros días, en particular, de su tendencia informal e insurreccional, ampliamente difundida en algunas regiones del planeta, destacando cómo las múltiples tensiones contemporáneas no sólo han logrado superar la fosilización del movimiento –sugestionado por tesis decimonónicas y, anquilosadas teorías en torno a la organización y los métodos de ataque al sistema de dominación–, sino también cómo han conseguido identificar las distintas fragilidades del sistema en su conjunto. Y, es precisamente a partir de esta reflexión, que se hace necesario girar 360 ​​grados si verdaderamente queremos ser mucho más incisivos en nuestro ataque. Pero eso sólo será posible si logramos articular todas las tensiones disponibles, encarnando una potencia teórico-práctica apta para concentrar el ataque en sentido destructivo contra los puntos estratégicos de la dominación. Es evidente, de hecho, que ninguna acción individual o de grupo, por muy contundente que sea, tiene la capacidad de clavarle la daga al enemigo con la profundidad requerida para provocar su colapso; en el mejor de los casos, le hemos causado lesiones, pero inmediatamente son mitigadas, recuperándose ipso facto. Ése ha sido el escenario que hemos enfrentado en las últimas décadas. Empero, podemos y debemos forjar mucho más, superando límites y deficiencias, rompiendo el marco conceptual que constriñe todo cuanto acontece en nuestros días, erradicando –desde hoy– cualquier posibilidad de reestructuración de los mecanismos de control y, potenciando al máximo toda la energía revelada hasta ahora, tanto en términos de análisis como de acción destructiva, impidiendo a toda costa volver a quedar inmovilizados por el miedo.¡Sólo mediante la superación de la contradicción ideológico-moralista “ilegalidad”/”legalidad” y, la permanente autodeterminación individual y de grupo, se podrá destruir el trabajo y, la sociedad que lo produce!


    II HACIA LA INSURRECCIÓN PERMANENTE: POR LA RADICAL DESTRUCCIÓN DE LO EXISTENTE

     “Cara a cara con el enemigo, sin mediaciones ni gestorías: he ahí la divisa y el emblema de una práctica de intervención, orientación y potencialidad anarquista”

                                                                                                                                    Rafael Spósito

    Digámoslo de esta manera: tal vez no es más que una simple cuestión de “fe”, pero tomamos nota de que no hay más sordo que quien no quiere oír ni más ciego que quien se niega a ver; por lo tanto, sabemos que es una batalla perdida de antemano  –y energías desviadas del ataque– tratar de persuadir a los eternos guardianes de las “sagradas escrituras” en torno a la urgencia de renovación de nuestra teoría y nuestra práctica con una redefinición actualizada de nuestros trazos. Esos que no oyen ni quieren ver la necesidad de un nuevo rumbo anárquico en el contexto contemporáneo –frente a la reestructuración del capitalismo y el Estado, bajo el reino de las nuevas tecnologías–, son quienes engrosan hoy el conjunto de obstáculos que enfrenta el presente desarrollo del anarquismo.

    Aquellos que aún permanecen anclados al modelo tradicional del “anarquismo clásico”, en sus organizaciones de síntesis y/o en partidos especificistas  –estructurados de manera rígida en verdaderos aparatos burocráticos donde, inevitablemente, delegan estudios de “coyuntura” y elaboran conclusiones, instruyendo desde el púlpito qué hacer para frustrar el avance de la dominación–, ya no nos aportan nada con su visión ideologizada y su versión mediatizada de la lucha ácrata. Mientras no terminen como informantes y/o secuaces confesos del presente histórico-social, deberían sernos completamente indiferentes, excepto por la función que desempeñan en términos de propaganda (completamente opuesta a nuestras reflexiones). Cada vez es más evidente el prejuicio ideológico de estos “sordos” y “ciegos” contra la tendencia insurreccional, con especial pedantería contra la organización informal, no sin dejar de hacer caprichosas distinciones entre un pretendido “informalismo bienhechor”–mucho más tolerable– que invita a la difusión comunitaria del apoyo mutuo y otro, sumamente inaceptable y consecuentemente insurreccional que incita constantemente al ataque contra la dominación y «pone en peligro al “movimiento” en general y al “anarquismo organizado” en específico».Contrario a los prejuicios de las organizaciones rígidas y su ideología trasnochada, centramos nuestro interés en todas esas negaciones en movimiento; ​​enfocamos nuestra mirada en el conjunto de tensiones anárquicas emergentes –desde las y los lobos solitarios anarconihilistas hasta el insurreccionalismo queer, por poner un par de ejemplos concretos– que estudian al enemigo para saber inmediatamente dónde golpearlo con todas sus fuerzas. Tensiones que, utilizando el lenguaje actual que parece haberse arraigado en esta porción de la galaxia anárquica, se identifican con el denominado “anarquismo de acción”, es decir, con la informalidad organizacional y la práctica insurreccional permanente. Sin embargo, dentro de nuestro propio universo, frecuentemente se utilizan conceptos que –ya sea como reafirmación identitaria o, con la intención de distinguirnos de las demás luchas y/o deslindarnos del inmovilismo prevalente– a veces crean más confusión en la escena, envolviendo en una espesa niebla ese mínimo de claridad indispensable para el avance de la guerra anárquica y la forja de un sustrato común. En este sentido, es posible situar, a partir de esta suerte de “cosmovisión”, desplazamientos y reubicaciones conceptuales que, en conjunto, implican un giro que tal vez quepa calificar de “radical” y que, de hecho, intenta reorganizar el campo de entendimientos y significaciones. Empero, en ocasiones topamos con verdaderas desvirtuaciones que, sin proponérselo, dejan de acompañar su aliento insurreccional de la reafirmación intransigente de nuestros principios. Así las cosas, continuamente encontramos como el propio concepto de “anarquismo de acción” a veces es reducido a su mínima expresión. Definitivamente, la acción anárquica no puede diseccionarse como si se tratara de una zanahoria que intentamos cortar en rodajas, cada una de las cuales es digerible o no en su aislamiento. Cualquier acción anarquista, desde la perspectiva del anarquismo de praxis, implica un conjunto de factores –análisis e identificación del enemigo, evaluación general del proyecto (del que se puede ser parte), ataque y; luego, sistematización y elaboración de teoría a partir de la experiencia práctica, etc.–, lo contrario, sería restringir nuestra lucha a la limitada actuación de un grupo de especialistas. Por eso, consideramos apropiado que el concepto de “anarquismo de praxis” incluya este conjunto de factores, y no solo la “acción destructiva en sí misma”. Es evidente que el anarquismo de acción es ese que no se queda en la “Idea”, es decir, que no se limita a la elaboración intelectual, sino que se traduce en acciones de ataque concreto al sistema de dominación imperante dándole vida a la Anarquía; no obstante, habría que agregar que a veces no todo lo que está diseñado como una posible “acción concreta” se convierte en un ataque “efectivo”, ya que pueden darse condiciones que impiden su desarrollo. Finalmente, el concepto en cuestión no debe circunscribirse a quienes llevan a cabo la acción destructiva, sino que ha de involucrar a todas las y los cómplices que desarrollan un sinfín de quehaceres paralelos facilitando el accionar final: desde la expropiación –proporcionando primero los insumos necesarios para el ataque y, después, facilitando la edición/impresión de materiales teóricos elaborados a partir de la experiencia práctica– hasta el análisis en función de la acción realizada. De tal suerte, el viejo concepto de “acción directa” se enmarca en el mismo razonamiento y, se complementa con la idea de “anarquismo de acción”, ya no reducida a los clásicos esquemas de actuación del (casi) extinto movimiento obrero en torno a la huelga –el sabotaje industrial y el boicot– ni tampoco como una expresión únicamente aplicable a nuestras acciones destructivas sino en tanto característica básica del perfil y posicionamiento anárquico.De igual forma, existen otros conceptos que se esgrimen a modo de “identidad” que con cierta frecuencia son utilizados de manera confusa. En ese sentido, consideramos que es muy presuntuoso asumirnos como los únicos portadores de ciertos talantes con el propósito de diferenciarnos de los “otros”. Por ejemplo, con el uso impropio de la definición de “anarquista individualista”: acaso pretendemos monopolizar un rasgo que, como anarquistas, es indiscutible que aplica para todos; es decir, que todas las y los anarquistas coincidimos en que ningún grupo humano, sea grande o pequeño, debe forzar la integración de las personas, por el contrario, consideramos vital incrementar la individualidad, su potencia y ​​sus capacidades. Como anarquistas, estamos conscientes que cualquier “unión”, por muy bien intencionada que sea, siempre requiere la renuncia de los individuos a la plena disponibilidad sobre sí mismos. Al ser únicos –¡no somos iguales!–, cada quien busca asociar lo que tiene en común con las y los demás, no lo que nos distingue y nos separa de los otros, de lo contrario la coordinación sería imposible. Sin embargo, consideramos que sí es viable la coordinación en momentos y situaciones específicas y, con fines previamente concertados, sin renunciar a nuestra autodeterminación táctica y estratégica (precisamente, ese es el propósito de concretar un espacio insurreccional internacionalista).Por supuesto, siempre se podrá demostrar, particularmente en nuestros días que todo se ha venido clarificando –aunque, no fue así desde el principio–, que nunca ha faltado la actuación de ciertos “anarquistas” (sobre todo en el pasado, pero también en la actualidad) que han impuesto límites absurdos a través de organizaciones burocráticas, repletas de “declaraciones de principios”, “estatutos”, “reglas” y, otras mil restricciones. Empero, a la hora de hacer balance y examinar el pasado, no podemos olvidar las reflexiones de época, es decir, las “mentalidades” prevalentes, las lecturas caducas que se hacían del mundo y el orden que se asignaba al conjunto de cosas y eventos. Por último, tampoco podemos obviar la fascinación que existía y, lamentablemente todavía existe en ciertos sectores, por el desarrollo cuantitativo –verificable tanto en las organizaciones sindicales como en las de síntesis–, apostando al crecimiento aritmético como si por el sólo hecho de crecer pudieran poseer todas las “positividades”, eliminando a priori cualquier dificultad, incluidas las renuncias, las actitudes autoritarias y las traiciones que surgieron por aquí y por allá en momentos neurálgicos del movimiento anarquista. Ya ni hablar de las desvirtuaciones del “anarco-populismo” que ha venido tomando cuerpo en nuestros días, un coctel ideológico mefítico (ensayado en laboratorio a partir de dos ingredientes: el añejo plataformismo y, una suerte de leninismo posmoderno, mezclados en partes iguales y servido al tiempo) que impulsa “gobiernos progresistas” en nombre del “Poder Popular”.Desde luego, quizá valga aclarar –para evitar una malinterpretación de lo antes expresado– que cuando señalamos el “uso impropio de la definición de anarquista individualista”, no significa que no reconozcamos la presencia histórica de estas lobas y lobos solitarios al interior de la tendencia insurreccional e informal (capaces de eliminar tiranos y hacer temblar a la dominación –y a la servidumbre voluntaria– de su época) y, sus tremendos aportes al conflicto anárquico, incluso en nuestros días, con sus osadas acciones contra toda autoridad. Nos referimos a ese hincapié improcedente que a veces se hace desde algunos grupos de afinidad, en franca contradicción con sus propios postulados, llegando en ocasiones a enredar más la madeja y a exacerbar diferencias realmente inexistentes en nuestra tendencia.Otro concepto que con frecuencia también es sacudido y empleado a modo de “remedio universal” es la afinidad. En lugar de entenderse como una práctica “organizacional” frente a las estructuras rígidas de la “organización formal”, ahora se esgrime como criterio “anti-organización” o, a modo de “estructura de convivencia comunitaria” –como plantean algunos “anarco”-liberales desfasados, ante la pandemia de Covid-19, renunciando al ataque–, lo que aumenta la confusión e introduce contradicciones incluso donde no las había (¡y donde no deberían existir!). En concreto, ha sido en el marco de acontecimientos puntuales del movimiento anarquista y, mediante debates internos que se han ido articulando en diferentes momentos, que el significado de “informalidad” (es decir, de “grupos informales” y/o “organización informal”) ha adquirido su propia especificidad. Tanto es así que, por ejemplo, los “grupos informales” concretos, también han operado al interior de organizaciones sindicales y organizaciones específicas (ejemplo el grupo “Nosotros” en el Movimiento Libertario español). Por lo tanto, es evidente que la informalidad (de los “grupos”) también puede estar contenida dentro de estructuras organizativas rígidas que se consideran “formales” a sí mismas, no tanto y no sólo porque lo asuman en su nombre, sino porque están estructuradas de esa manera, se establecieron con tal fin y, tienen evaluaciones internas y parámetros operativos que persisten más o menos estables en el tiempo, o que cambian según acuerdos establecidos. En resumen, incluso dentro de la “máquina organizativa formal”, los grupos informales pueden actuar (y han actuado). Sin embargo, es a partir de las dinámicas y debates de las últimas décadas del siglo pasado que el concepto de “informalidad” contrasta como propuesta organizacionalmente válida para ir más allá de los límites y, superar las contradicciones de las históricas organizaciones anarcosindicalistas y del anarquismo especificista de síntesis: la formalización de las relaciones dentro de una maquinaria mastodonte que requiere sus tiempos y energías, con sus obstáculos burocráticos y formas preestablecidas de relaciones, desangra a sus asociados, para colmo, en un sistema que persigue sus propios tiempos a una velocidad cada vez más fuera del alcance humano. En este contexto, la herramienta organizativa se convierte en un fin en sí misma, ¡no en un medio útil para los fines por los que fue concebida! De ahí, la necesidad de dotarnos de nuevas herramientas, nuevas formas de organización, para adecuar la lucha anarquista ante las nuevas estructuras dominantes, mejorando las relaciones inmediatas entre compañeros y compañeras que con su fluidez redefinen las necesidades organizacionales para enfrentar las vicisitudes y las dinámicas interna y externa.Si bien, la asociación de compañeros y compañeras en grupos de afinidad puede ir mucho más allá de los límites y contradicciones de las estructuras rígidas de las orgánicas sindicalistas o de síntesis –al asentarse en relaciones directas que favorecen, entre otras cosas, el conocimiento personal mutuo y la intimidad–, evidentemente, esta forma organizativa por sí misma, no nos garantiza que no aparezcan ciertas dificultades que sólo con el esmero perenne de cada quien pueden llegar a “erradicarse”. Por ejemplo, la misma diversidad de personalidades –con diferente preparación, experiencia y, capacidad de síntesis y análisis– que integran un grupo, puede determinar la aparición de “líderes naturales” (no buscados ni deseados sino completamente espontáneos). Siempre han existido personalidades que hacen más que otras y, a veces, mejor que otras, y evidentemente, no pueden ser forzadas a medirse con los mismos parámetros de una “igualdad” incomprendida para “todos” y “todas”. Por lo que, valorar la riqueza y la contribución de cada quien al quehacer del “grupo de afinidad”, en aras del proyecto a compartir en la lucha contra lo existente, no excluye la responsabilidad individual de cada quien frente a las relaciones internas que se establezcan. Desde este punto de vista, incluso la afinidad no nos garantiza nada. Siempre será la tensión permanente individual la que cree continuamente los diques necesarios para confrontar los momentos –”espontáneos”– de autoritarismo y arrogancia individual y/o colectiva, evitando la formación de espacios de poder y las actitudes centralizadoras, de la misma manera que seguramente sucederá en un hipotético mañana liberado. (¡El Estado no salió del sombreo de un mago, sino de la condición que precede la centralización del poder!) Otro concepto que bien merece que nos detengamos un momento a reflexionar es el de “Nihilismo”. De hecho, si lo sacamos del contexto poético y lo colocamos frente a la lectura del escenario concreto, será evidente, para todas y todos, que su empleo es común a muchas de las tensiones que animan el anarquismo contemporáneo (informal e insurreccional). También es indiscutible que este concepto ha tenido presencia en nuestras filas desde hace más de un siglo, contando con connotadas figuras de larga trayectoria insurreccional que en su época se autodenominaron anarco-nihilistas.

    Así las cosas, comencemos señalando las dos acepciones del término “Nihilismo”: si bien es una expresión indeclinable que se usa en el nominativo y acusativo; por una parte, puede emplearse como sinónimo de “nada”, en el sentido de “vacío” o, “nūlla res”, es decir, ausencia absoluta de alguna “cosa” (o realidad); pero también puede referirse a la “nada” de manera precisa, predefinida, determinada, cuya conformación puede emerger de lo indeterminado de las formas estables y/o cambiantes.

    Ahora bien, si admitimos que desde los parámetros del anarquismo contemporáneo, se excluye de antemano la salvaguarda de los elementos fundadores del actual sistema de dominación, entendiendo la inutilidad y/o nocividad de estos en la posible “sociedad futura”, es consecuente asumir que esa sociedad futurista carece de boceto o esquema que pueda definirla y/o describirla en la actualidad. Si tenemos que destruir de inmediato todo lo existente –por las razones que resumimos sucintamente–nos queda claro que somos necesaria y obstinadamente “nihilistas” en la segunda acepción del vocablo. Entonces, la supuesta diferencia radical desaparece, de hecho, no existe ninguna diferencia desde esta forma de entender las cosas, entre quienes se asumen anarquistas individualistas y nihilistas y, no aspiran a un “anarquismo preconstituido”, por un lado y, por otro, aquellos, que también se admiten anarquistas insurreccionales pero no excluyen la hipótesis de la posible participación de un sector de los excluidos dentro de la dinámica destructiva de la insurrección y, paralelamente, tampoco le apuestan a una hipotética “sociedad anarquista preconstituida”.

    Aquí, reaparece la añeja trama del individuo-sociedad y las diferencias entre los llamados anarquistas individualistas “puros” y los denominados anarquistas “sociales”, pero más allá de las etiquetas con que cada quien nos decoremos, nos queda claro que la historia no está ordenaba “ontológicamente”, sino que está constituida por lecturas e interpretaciones de dinámicas político-culturales y sociales, mediadas (¿por qué no?) por la sensibilidad particular y la tendencia individual. Pero más allá de esta obviedad, que tiene sus propias razones, ¿existen contextos generales y particulares que algunos prefieren excluir definitivamente, por más que sean necesarios, mientras otros admiten que aún hay posibilidades de algún tipo de participación de los “sectores sociales” en el proceso destructivo insurreccional? A menudo recurrimos a las demostraciones que nos ofrece la Historia para concluir definitivamente que cada “Revolución” (en su acepción de “levantamiento popular contra lo existente” –o insurrección generalizada), ha desembocado siempre en nuevos poderes centralizados (léase dictaduras) y que, per se, es ajena y enemiga del anarquismo, ya que luchamos contra el poder centralizado en sí mismo. Pero, tan pronto como avanzamos un poco más allá de esta conclusión, y comenzamos a hacer distingos entre “insurrección” y “Revolución” y/o, nos planteamos la “posibilidad revolucionaria” y la eventual “participación social” en nuestros días, la discusión prevalece (y muchas veces se enardece) porque quienes sostienen una u otra posición cuentan con un abundante arsenal argumentativo y, es que estas diferencias distan mucho de ser menores pues exceden los regocijos académicos y se instalan en las justificaciones de formulaciones prácticas y organizativas en torno a la actualidad u obsolencia del “proyecto revolucionario” e, inclusive, entroncan con las diferencias en torno a la visión cuantitativa y el consecuente inmovilismo implícito en la espera de “condiciones objetivas y subjetivas” (es decir, el pretendido despertar y desperezamiento de la servidumbre voluntaria) para la “inminente” concreción de la insurrección generalizada, lo que inevitablemente provoca divergencias y polémicas por lo general irreconciliables.Ante esta disyuntiva, hay compañeros y compañeras que optan por cortar de tajo la discusión y plantearla en blanco y negro: «o consideramos que hay posibilidades concretas de destrucción definitiva del presente histórico, o creemos que no existe ninguna». De tal forma, rematan que quienes piensan que no hay ninguna posibilidad, «volatilizan de antemano cualquier pensamiento sobre el hipotético mañana liberado y tienen su alma en paz, ya que eliminan el problema en torno a la necesaria afinidad entre medios y fines y, toda planificación de la destrucción del presente y lo que siga». Y en efecto, podría concluirse que al minimizar y/o negar las posibilidades de alcanzar el “fin”, se desprecian automáticamente “los medios”; sin embargo, pese a la icónica reflexión anárquica (“los medios condicionan el fin”) en respuesta a la máxima maquiavélica (“el fin, justifica los medios”), en verdad, la elección de los medios para los y las anarquistas, va acompañado siempre de nuestros principios éticos (decididamente antiautoritarios) y no está condicionado por el hipotético fin anhelado.Por su puesto, quienes plantean la imposibilidad de una ruptura sediciosa en nuestros días y aseguran que cualquier “Revolución” desembocará una vez más en dictadura   –aún más en las condiciones que hoy impone un hipercapitalismo multicéntrico mucho más autoritario, de la mano de la tecnología y la redefinición genética de todo organismo viviente–, no se quedan atrás a la hora de pronunciarse ante quienes consideran realizable la destrucción definitiva del sistema de dominación, insistiendo en la “caducidad del análisis” y la “lectura ideologizada” de las y los defensores del “proyecto revolucionario posmoderno”.Pero si todavía hay compañeros y compañeras que consideran que existen posibilidades de destrucción del sistema centralizado de poder, en consecuencia, deben evaluar mejor la correlación de fuerzas y las interacciones que se desarrollan en la actualidad; ya que en este caso, la “voluntad de hierro” del guerrero, o de la coalición de guerreros y guerreras, no será suficiente para derribar al enemigo. Exactamente, en esta dinámica el “movimiento anarquista” (en su integridad histórica) se ha presentado siempre como un ente sedicioso –con el templado objetivo de destruir radicalmente la estructura institucional– que, al rechazar cualquier hipótesis en torno a la conquista del poder, coloca el evento “insurreccional” como el momento decisivo de la destrucción del enemigo. Sin embargo, es evidente que las condiciones actuales no son las mismas que hace un siglo atrás. Desde luego, esta afirmación no representa la negación a priori de la sedición social. Si mañana se concretara la ansiada insurrección generalizada, estamos convencidos que será bienvenida por todos los componentes (individuales y colectivos) de la tendencia, rebasándola siempre y orientándola hacia la Anarquía; lo que tampoco significa que estamos dispuestos a ser sorprendidos por la generalización de la lucha de los sectores excluidos, sino que vivimos atentos a todo brote sedicioso con el fin de exacerbarlo hasta las últimas consecuencias.El hecho que en la actualidad, la tendencia anarquista informal e insurreccional, reconozca la inhabilidad de la preservación de los elementos del sistema para su uso futuro y, se centre en la destrucción de lo existente, dejando así abierto el futuro al “nihilismo” –poniendo en claro que no hay nada definido ni definible en el presente–, no afecta en modo alguno su validez ni la importancia de su accionar. Empero, la dominación y el poder no desaparecen en absoluto. Tanto es así que no hay tensión anárquica –en el contexto de la tendencia que nos ocupa–, que no lo tenga en cuenta y, no intente, más o menos, “solucionarlo”; frecuentemente, con cierto candor y otras, con ilusiones totalmente milagrosas, a pesar de lidiar con el tema en términos concretos.Por lo que a veces nos encontramos con compañeros que –ingenuamente– inscriben sus ilusiones en la misma lógica de las relaciones de poder sin cuestionarse demasiado y, vislumbran la lucha anárquica como un campo de batalla donde se enfrentan dos bloques en aras del triunfo definitivo; algunos le apuestan únicamente a la propaganda que emanaría de la acción destructiva en sí, considerándola aún más eficiente si va acompañada de comunicados explícitos; otros ponen sus ilusiones en el “contagio” de la acción destructiva y eligen el anonimato, reduciendo la acción sediciosa a una cuestión biológica; y, por supuesto, hay quienes, en cambio, se aferran al despertar de la servidumbre voluntaria y a posiciones similares, propias de los nucleamientos “anarco-sociales”, superados por eventos y dinámicas del presente histórico que, continuadamente, vuelven obsoleta cualquier hipótesis general –válida en todas partes y para todos– de intervención subversiva-destructiva. Y es justo en torno a estos tópicos que surge otro viejo concepto bastante vapuleado en nuestros días: la “propaganda por el hecho”. Históricamente, este concepto ha tenido su muy particular significado en los círculos anarquistas, quedando auténticamente definido como la difusión del ideal anárquico a través de la violencia directa contra la dominación, ya sea mediante la eliminación física de los representantes del Poder y/o, por medio del ataque a su infraestructura o a sus instalaciones más emblemáticas (edificios gubernamentales, estaciones de policía, cuarteles del ejército, judicatura, legislativo, iglesias, etc.). Tal como lo indica la combinación de vocablos, esta divulgación activa del ideario ácrata no requiere la intervención de las palabras, ya que es el propio “hecho” el que expresa el sentido de la acción, por lo que no necesita ir acompañado de reivindicación alguna. A esta concepción, iban aunadas las reflexiones de época –inspiradas en las aspiraciones de “concientización de las masas proletarias”– que anhelaban la apropiación generalizada de los métodos revolucionarios, por lo que se recomendaba no reivindicar las acciones para conseguir su imitación por la mayoría de los explotados. Sin embargo, nunca fue del todo cierto que la “propaganda por los hechos” se limitara única y exclusivamente a lo que “expresaba” la acción en sí. Por el contrario, la mayoría de las veces fue acompañada por cartas póstumas y/o manifiestos firmados por sus ejecutores –por lo general, publicadas en los periódicos anarquistas del momento– donde se narraba explícitamente el motivo de la acción o, en su defecto, los hechos eran reivindicados en exaltados editoriales glorificando a los “mártires de la Anarquía” y exponiendo las justas motivaciones que les llevaron a proceder contra la dominación. Ciertamente, la mayoría de las acciones de “propaganda por los hechos”, salvo rarísimas y contadas excepciones, fueron realizadas por compañeros y compañeras anarquistas que actuaban motivados por sus convicciones y/o en represalia por las ejecuciones de sus compañeros. Jamás se verificó la “imitación” de las acciones por parte de los sectores sociales excluidos (ya fueran motivadas por los hechos anónimos o por las reivindicaciones editoriales), por el contrario, el “contagio” se manifestó entre los propios anarquistas que descifraban fácilmente el mensaje de sus compañeros e igualmente optaban por abandonar la espera por las “condiciones revolucionarias” y, vencían el miedo al poder omnipotente actuando en total complicidad. En el marco de la dinámica del anarquismo contemporáneo, donde cada componente busca “su” solución, lejos de incrementarse las diferencias, constantemente surgen puntos comunes fundamentales para todas y todos los interesados. En primer lugar, detectamos que no es del todo cierto para ningún componente anárquico, el absoluto alejamiento de lo “social”, ya que –aunque declaren no tenerlo en cuenta– a menudo llaman a intensificar nuestro accionar y desbordar los límites cada vez que se presenta el más mínimo brote de explosión social. Por otro lado, tampoco es verdad que los presuntos “antisociales” no tengan un ojo puesto en la posibilidad post-insurgente, ya que reafirman abiertamente estar tan atentos al futuro como lo están del presente, con la determinación de cortar de raíz cualquier intento o manifestación de poder centralizado por muy “revolucionario” que se asuma; simplemente, no desean restringir el presente con estrechos parámetros ni darle una connotación determinante a lo que pudiera construirse hipotéticamente mañana sobre las ruinas del presente. En esta misma tesitura, también se inscriben los “otros”, esos que todavía permanecen anclados en las orgánicas rígidas y burocráticas. Si bien este sector se equivoca persiguiendo paradigmas totalmente irrelevantes frente al actual contexto de lucha, es innegable que no desisten en su intento por permanecer lo más cerca posible de la realidad concreta, sin renunciar –pese a nuestros constantes reproches– a ninguno de los anhelos anárquicos, conscientes de que sólo la insurrección permanente abre la posibilidad de confrontación concreta con el sistema de dominación, sin que, ni siquiera “ellos”, pretendan desde hoy imponer lo que sobrevendrá en la hipotética post insurgencia. Por lo pronto, es posible apreciar una suerte de “acercamiento” general, a modo de diagnóstico de la tendencia informal e insurreccional anárquica, destacando y reconociendo que en su interior existen diversidades irreductibles con sus tensiones, preferencias y formas de abordar la destrucción inmediata de lo existente; pero este hecho, no obstaculiza el desarrollo de nuestro sustrato compartido ni dificulta nuestros objetivos ancestrales de destrucción de toda dominación, sino que abona el terreno para limar asperezas –muchas veces exacerbadas– y consolidar entendimientos. De ahí la propuesta de rebasar concretamente los límites y deficiencias actuales desde la perspectiva de un posible paradigma anárquico renovado que ya no podrá limitarse a ningún espacio “regional” sino que exige la protagónica imbricación internacionalista y su consecuente proyección insurreccional. Se asiste entonces, al abandono de todas nuestras certezas, a la absoluta indolencia frente a los rituales burocráticos de los recipientes organizativos rígidos, al imperioso rechazo a las planificaciones inviolables e incapaces de corregirse a sí mismas y, se pasa a explorar las infinitas posibilidades de nuevas prácticas susceptibles de provocar y promover el caos, cobrando vida nuevas tensiones que se vuelven móviles y se reconocen más en los recorridos vitales que en la estabilidad mortal de los lugares fijos. Hoy, las historias previsibles ya no conmueven y, los deseos se concentran en el ataque despiadado a toda forma de poder, se nutren en el placer de la insurrección permanente y la pasión por la sorpresa, exaltando el descubrimiento de lo nuevo.

    III EL PARADIGMA ANÁRQUICO POSIBLE FRENTE AL ACTUAL SISTEMA DE DOMINIO TECNOLÓGICO

     “Por desgracia, algunos de los nuestros se hicieron a un lado, derrotados ante el progreso de la reacción; otros se dejaron seducir por las ofertas del enemigo. Pero los mejores permanecen en nuestras filas, y ocupan los lugares más  peligrosos del movimiento anarquista. Muchos, a causa de la ira, por alguna que otra frase o por palabras pronunciadas sin reflexionar, por razones puramente personales o diferencias ideológicas, en lugar de buscar el entendimiento y la solidaridad, se odiaron y calumniaron entre sí, perdiendo tiempo y mucha energía, dejando de lado la propaganda en los periódicos para dar espacio a escritos puramente personales, mientras la reacción avanzaba, organizándose contra nosotros. Cuando nos dimos cuenta, nos encontramos con las bayonetas y las ametralladoras enemigas apuntando a nuestros pechos.

    En los últimos tiempos, estos conflictos internos se han reconciliado un poco, pero he observado y leído que aún existen rastros de rencores personales que con un poco de buena voluntad pueden desaparecer completamente de nuestros grupos anarquistas. Se ha hablado mucho de algunos compañeros y se les ha calumniado […] algunos sujetos de mentalidad atrofiada acusan a los anarquistas de haberse vendido a quién sabe qué santo […] No ven o no quieren ver la amplia propaganda y la agitación que hemos llevado a cabo universalmente […] A todas estas intrigas y chismes no debemos prestar atención sino mostrar nuestro desprecio. Se hace todo lo posible por distraernos de la lucha contra el Estado y el Capital… Qué cada uno actúe según su propia conciencia, qué cada grupo sea libre en su acción con  objetivos anárquicos…”  Simón Radowitzky

    Si nos abstraemos de las suposiciones que a menudo surgen de las diatribas y reivindicaciones de la galaxia anárquica informal e insurreccional, podríamos percibir muchos más elementos comunes que merecen ser considerados como las bases esenciales del nuevo rumbo del movimiento, consecuentes con la lucha por la destrucción de lo existente. Y, es precisamente en torno a estos fundamentos que se hace necesario detenernos a reflexionar, con la intención de identificarlos mejor y debatirlos entre las y los compañeros de la tendencia, con el fin de encontrar posibles coordenadas que faciliten que cada uno(a) pueda afiliar mejor sus propias armas.

    • El horizonte dentro del cual entendemos el pensamiento y la acción anárquica en nuestros días no prevé una sociedad futura específica tras la destrucción de lo existente; en el hipotético caso que lográramos demoler la dominación a través de la insurrección generalizada, en lo concreto, serán las energías disponibles –incluidas las y los anarquistas–, las que propondrán los “acuerdos sociales”, evitando su cristalización definitiva y, confrontando cualquier momento de mando-obediencia, explotación y opresión. Las/os anarquistas, con todas nuestras limitaciones, nos asumimos como tal porque estamos animados/as por la insaciable tensión contra todo poder instituido o por constituir, es decir, contra cualquier consolidación de las relaciones intersubjetivas, con el fin de impedir su institucionalización –entendida ésta no sólo como los aparatos legalmente instituidos sino también como los comportamientos y actitudes interiorizadas por la mayoría de las personas e impuestas durante siglos a través de la familia, la escuela, la religión, el trabajo, etc. La Anarquía, concebida en su acepción de sociedad anarquista, no puede ser imaginada como una conquista definitiva, sino, más bien, como una sociedad en constante ebullición y cambio perenne, donde persisten y se potencializan –contra viento y marea– las condiciones y relaciones que niegan la validez de cualquier poder centralizado/institucionalizado; en este contexto, cada vez que surjan posibles actitudes y momentos de poder (incluso aquellos que se autodenominen revolucionarios) , forjaremos las armas y armaduras necesarias para sofocarlos.
    • Como anarquistas no podemos ni queremos imponer nada a nadie –de lo contrario nos estaríamos negando a sí mismos–, luchamos incansablemente contra toda institución, contra toda autoridad y contra todo organismo que, a pesar nuestra, se erija, o intente instituirse, en perjuicio nuestro (y de los demás), limitando la libertad plena. Desde esta óptica, estamos conscientes que milenios de dominación han forjado a la servidumbre voluntaria (ostensiblemente aferrada al consumo ilimitado de bienes en la actualidad) que hoy enfrenta una lucha más dispendiosa y ardua que en el pasado; sin embargo, también cuenta con sensibilidades mucho más refinadas y herramientas operativas que, superando todo populismo, le permiten discernir claramente las responsabilidades del amo y del esclavo.
    • Estas premisas no derivan en absoluto de elucubraciones intelectuales de un puñado de iluminados, sino que hunden sus razones en el gangrenoso y cada vez más omnipotente contexto social que caracteriza al presente histórico. De tal contexto, surge la imposibilidad de “salvaguardar” el presente y, paralelamente, la urgencia de destrucción, con el fin de evitar la conquista ulterior y definitiva de todo espacio vital y la habitabilidad de las personas y animales no humanos, así como del ambiente tal como se conoce, encaminando nuestros pasos hacia la liberación total del planeta y de todo lo viviente. Son estas mismas razones, muy concretas y “materiales”, las que animan a la galaxia anárquica insurreccional e informal que, consecuentemente, dirige sus acciones a la destrucción de lo existente. Sin embargo, aún se constatan límites que impiden concretar dicha operación: en parte, debido a la modificación estructural del poder, lo que exige, por ende, la adecuación de las herramientas y los métodos organizativos que nos permitan obtener resultados. Objetivamente, es necesario abandonar el ataque a los “símbolos” –que representan al enemigo– y, cambiarlo por el asalto permanente a su estructura e infraestructura (que sí forma parte intrínseca de su esencia). A menudo, involuntariamente, las compañeras y compañeros malgastan energías y recursos atacando “objetivos” que, si bien no son completamente inútiles, ciertamente son irrelevantes en la lucha por la destrucción de lo existente. Sin duda, estos límites persisten a consecuencia del pesado equipaje que arrastramos, rebosante de concepciones antiguas en torno al “conflicto de clase”, lo que nos conduce ineludiblemente a tirar nuestras flechas en la dirección equivocada. Comprender –cada
    • día mejor– el sistema vigente, nos permitirá identificar su médula y su piel, su esencia y sus contornos.
    • Evidentemente, este ejercicio no puede consumarse de manera individual ni tampoco podrá realizarse por un grupo de personas por mucho que se desee. Esta carencia, este límite, para poder superarlo, requiere el concurso de todas las energías disponibles. De ahí la urgencia de un “lugar”, de un “espacio”, que nos permita ocasiones de debate, de conocimiento, de intercambio de experiencias y herramientas materiales y cognitivas; que nos facilite compartir proyectos, ampliar afinidades y estrechar el acercamiento, logrando recrear –a nivel planetario– lo que deseamos con todas nuestras fuerzas: una potencia destructora disruptiva, sin que ningún componente tenga que renunciar a la autodeterminación táctica y estratégica ni al conjunto de perspectivas que le caracteriza.
    • Si de verdad ningún componente (individual o colectivo) de la galaxia anárquica de tendencia informal e insurreccional, reclama el monopolio de la lucha contra lo existente; si verdaderamente nadie en nuestra galaxia afirma poseer “la receta efectiva” del ataque triunfal contra el sistema imperante, tenemos que convenir entonces que cada quien tiene suficientes razones válidas para continuar obrando como obra, asumiendo sus propios límites tanto a nivel de análisis como a nivel de la acción (admitiendo que los dos momentos están estrechamente enlazados). La conciencia de la necesidad y la urgencia de accionar de manera destructiva, no puede obviar la evaluación de las relaciones de fuerza en campo: de hecho, como hemos comprobado durante todos estos años, ningún componente –hasta donde tenemos conocimiento– de la galaxia informal e insurreccional, renuncia ni al objetivo de nuestra acción, es decir, a la Anarquía, ni a la “propaganda por el hecho”. Podemos darle las vueltas que queramos, pero nuestra conciencia admite (manifiesta o implícitamente) que las relaciones de fuerza, en este momento, son favorables al enemigo. Por otra parte, debemos aceptar que no es del todo cierto que los llamados “anarquistas sociales” al interior de la tendencia informal e insurreccional  –exceptuando, desde luego, las desvirtucaiones “anarco-populistas/neo-plataformistas”–, pongan todas sus ilusiones únicamente en lo “social”, ni que se apoyen solamente en la “espontaneidad de las masas” en busca del camino “correcto” para la destrucción definitiva del dominio actual; si así fuera, no apoyarían ningún intento insurreccional y se quedarían a la espera de que la desesperanza de las “masas” estalle espontáneamente y provoque la insurrección. También habrá que admitir que las y los anarquistas, por sí solos, no tenemos la fuerza necesaria para destruir el presente histórico, pese a que la tensión de unos y otros se dirija hacia ese fin. Así mismo, convendría resaltar que la cuestión de fondo de las constantes críticas de ese sector de la galaxia que no le apuesta a lo “social”, no surgen de la nada sino se erigen en torno al rechazo a la sociedad como apéndice estructural del sistema de dominación y, por ende, colaboradora indiscutible y reproductora del poder.
    • Como definitivamente nadie posee la receta irrefutable para concretar la Anarquía, es consecuente que actuemos con toda la intencionalidad de destruir lo existente en cualquier caso; dicho de otro modo, nuestros ataques son ciertamente concretos, pero en concordancia al fin deseado, se limitan (siempre y en cualquier caso) a ensayos que pueden o no, acercarse a la destrucción total del Estado-capital, pero, a fin de cuentas, son sólo intentos y no certezas; por lo que cada quien –con un mínimo de humildad– debería reconocer la validez de la “colaboración” recíproca entre las dos formas de lucha (indudablemente presentes en nuestra galaxia informal), o al menos, dejar abierta la posibilidad de una eventual evolución en este sentido. Y aquí, aún se nos abre una ventana hacia una nueva –y, sin embargo, no sin precedente– forma de entender el anarquismo de “acción” y optar por un anarquismo sin adjetivos.
    • Hay una cuestión de esencial importancia que se desprende de los tópicos tratados hasta ahora: si la concepción anarquista de lucha contra el capitalismo y el Estado –forjada por la realidad industrial dominante–, contemplaba de forma paralela la destrucción y la reconstrucción posrevolucionaria a nivel mundial (simplificada en la cándida fórmula: expropiación de los medios de producción y gestión colectiva de los mismos = socialización generalizada); la concepción anárquica de la tendencia informal y consecuentemente insurreccional contemporánea, lo percibe de otra manera, en particular, en lo relacionado al hipotético “futuro liberado”, privilegiando el momento destructivo y, permaneciendo mucho más apegada al análisis de las condiciones que impone la dominación actual. Esto se debe, como hemos planteado anteriormente, a que somos conscientes que no hay herencia que salvaguardar en relación con la futura gestión de la propia vida; lo que significa que, como no existen indicaciones válidas de carácter “universal”, cada territorio, cada población, cada región, cada geografía, tendrá en sus manos la responsabilidad de destruir y construir (si llegara el caso). Pero como bien sabemos, “la espontaneidad de las masas” no es un factor capaz de concretar la destrucción de los pilares del Estado-capital postindustrial (o hipertecnológico) por sí sólo, por lo que las y los anarquistas de las diversas y diferentes situaciones geohumanas debemos encargarnos no sólo de dirigir correctamente nuestras flechas destructivas, sino de tener “credibilidad” y ser reconocidos en el territorio en el que actuamos por las muchedumbres en revuelta. De ahí, el ineludible compromiso con el conocimiento del territorio, de las personas que lo habitan y, por consiguiente, la identificación y el ataque destructivo no tanto a los símbolos del poder sino a las estructuras e infraestructuras, a los núcleos neurálgicos a través de los cuales se produce y reproduce constantemente el sistema de dominación imperante. Ni siquiera se trata entonces de que las “soluciones” al ataque y la eventual “construcción” post-insurreccional, requieran en ambos casos la participación de quienes habitan el territorio en cuestión, sino que estas “soluciones” nunca serán las mismas para todo el planeta, pese a la continua homologación a nivel internacional. Como se puede deducir de antemano, este elemento de evaluación esencial, requiere con urgencia, el cotejo entre los diferentes nucleamientos de la galaxia anárquica y, el intercambio de experiencias de las que cada quien podrá sacar las premisas válidas para su propio accionar, en cualquier geografía.

    Cerrando estas líneas, sin duda largas y quizá aburridas, consideramos que podemos identificar algunos elementos que caracterizan la tendencia informal e insurreccional del anarquismo contemporáneo que, probablemente, esbozan un paradigma diferente, mucho más enérgico y funcional a la lucha contra el sistema de dominación actual, en comparación con el viejo modelo del “anarquismo clásico”:

    • la necesidad de continuar afinando la puntería contra los pilares de la dominación y no contra los símbolos del sistema, conscientes de la obra de ataque emprendida –sin exclusión de golpes– y, que el momento y la acción destructiva es nuestra responsabilidad. No tenemos nada que heredar, por lo tanto, no hay nada que preservar para mañana;
    • No existen certezas a cultivar, sino la posibilidad de que con el accionar de todas y todos –cada quien según sus propios parámetros–, podamos demoler de una vez por todas el sistema de dominación y todo lo existente. Sin embargo, el hecho de que la destrucción definitiva de la dominación sea hoy sólo una “posibilidad”, no limita nuestro accionar destructivo ni nos distrae del ataque despiadado (aquí y ahora) a toda forma de poder a través del ejercicio de la insurrección permanente;
    • Dado que no existen “recetas universales”, corresponderá a las compañeras y compañeros que accionan en sus territorios específicos localizar las mejores perspectivas de intervención anárquica, promoviendo y/o participando en las insurrecciones de los sectores excluidos más radicalizados –siendo capaces de orientar la revuelta hacia la destrucción y la eliminación de los grupos de poder que permiten y/o perpetran la dominación y la explotación, incluidos los falsos “críticos”– o, actuando enérgicamente desde los grupos de afinidad y/o como individualidades anárquicas, concentrados en el ataque permanente, despiadado y directo, a la dominación;
    • La complejidad social y la “megamáquina” de opresión y explotación, están en constante transformación, lo que requiere la contribución de toda la energía disponible para poder disipar la espesa niebla que la envuelve y atinar nuestras reflexiones y análisis, actualizando nuestra capacidad de ataque y potenciando la extensión de la insurrección permanente.

    Resulta impostergable darle vida a nivel internacional a “lugares-momentos” de conocimiento, de crítica y auto-crítica, de intercambio de experiencias y, de posibilidades de desarrollar las relaciones de afinidad, que materialicen esta nueva modalidad de concebir y practicar el anarquismo de manera más enérgica, facilitando el ataque violento a la dominación, encaminando nuestras energías hacia la destrucción del presente histórico y, recuperando la esencia sediciosa de la Anarquía en nuestros días.

    Esta ingente obra, demanda para concretarse el decidido rechazo a la lógica del enemigo (la lógica del Poder); es decir, a las propuestas constituyentes, a las asambleas democráticas y los movimientos ciudadanos que, infaliblemente, implementan el manual de recuperación sistémica, instigándonos a ocupar las plazas y autogestionar la miseria hasta que surja algún partido que nuevamente capitalice la experiencia y consolide la dominación. Por ello, la urgencia de propagar un hecho irrefutable: que la insurrección será tanto más radical cuanto menos codificada pueda subsistir; entendiéndola ya no como el episodio generalizado, unitario y final de la peripecia humana, sino imaginándola como cientos de miles de insurrecciones, definitivamente permanentes, donde miles de millones de seres vivos se rebelan y exploran la liberación total en el presente.

    Correspondencia Anárquica

    Febrero/Abril, 2020. Escrito a varias manos desde diferentes lugares del planeta.

    Fuente: https://www.portaloaca.com


    A. M. Bonanno: Enfermedad y capital

    En la cuerda floja: Aportes y consideraciones desde y para el combate anárquico, escrito del compañero anarquista Francisco Solar

    Algunas reflexiones acerca de plantear perspectivas anárquicas contra la devastación: informalidad, apoyo mutuo y proyectualidad

    Sobre la propaganda anarquista y su contenido

    El resurgir de los bárbaros: Una revuelta no-primitivista contra la Civilización

    Miguel Amorós: Anarquía profesional y desarme teórico. Una critica al insurreccionalismo

    Colin Ward: El anarquismo como teoría de organización

    Read More »
  • Santiago: IV ciclo de talleres. Herramientas para la investigación y la acción anarquista

    1 marzo, 2021 • Actividades • 1592

    4to ciclo de talleres: Herramientas para la investigación y la acción anarquista, 2021

    Les dejamos cordialmente invitadxs a todxs a una nueva versión del ciclo de talleres Herramientas para la Investigación y la Acción Anarquista, que se realizará a partir de marzo en el Ateneo Anarquista Stgo (Aeropuerto #1095 / Est. Central). En esta ocasión, producto de la contingencia generada por la pandemia/estado policial es que no tendremos un cronograma completo e iremos anunciando las fechas y temáticas de los talleres con un par de semanas de anticipación.

    La intención continua siendo discutir y auto-educarnos desde perspectivas feministas, ecologicas, anticoloniales y libertarias para el desarrollo de conocimientos que sirvan a las comunidades y contribuyan a la autonomía y la emancipación. Invitamos a construir de forma colectiva una práctica investigativa y una reflexión crítica que apunte a caminos diferentes al capitalismo, el patriarcado y las prácticas coloniales.

    No olvides el auto-cuidado!

    Inscripciones: herramientas-ciclo@riseup.net


    Cronograma

    PRIMERA SEMANA

    – Epistemología Anarquista Sur (2 de marzo / 18:00)
    “El taller pretende introducir al proceso de planteamiento del problema en un proyecto de investigación, invitando a una reflexión sobre las implicancias de las ontologías y epistemologías utilizadas. En tal sentido, se abordaran con especial atención las propuestas epistemológicas en clave anarquista y anticolonial. “
    Lecturas sugeridas: https://cloud.disroot.org/s/qL9tXFzmagaXE3f
    – Luchas sociales (4 de marzo / 18:00)
    “El presente conversatorio pretende ser una
    instancia en donde hablemos sobre las formas y el contenido de las actuales luchas en nuestro territorio, matizando su evolución,
    cualidades, limitaciones y consignas con el periodo de la UP, la
    dictadura y la transición a la “democracia”.
    Lecturas sugeridas: https://cloud.disroot.org/s/nbwx96nzeJgormj

    – Historia del feminismo y las mujeres en Abya Yala (9 y 11de marzo / 18:00)
    – Taller de resumen y fichaje de textos (16 marzo / 18:00)


    Read More »
  • Covid-19: cortina de humo para Pedófilos y Pederastas de la fe

    21 febrero, 2021 • Abya Yala (América Latina), Mundo, Noticias, comunicados y columnas • 844

    “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”

    Juan 8:32

     

     

    La libertad sexual debe ser tenida como un derecho humano fundamental. Cada persona tiene el derecho a elegir su sexualidad, su vida sexual, observando simplemente tres sencillas condiciones básicas, tales como: que el acto sexual sea entre adultos, que consientan en ello, y que sea en privado.

    Es repudiable todo acto sexual entre un adulto y un menor. Es repudiable todo acto sexual que no cuente con el consentimiento de alguna de las partes. Es repudiable todo acto sexual en público pues no respeta las mínimas normas de trato social.

    El derecho a la libertad sexual se pierde cuando es contrario o no observar las tres condiciones mencionas anteriormente, pasando entonces a convertirse en un acto sexual repudiable, miserable y delictivo.

    Pues bien, en el caso de las religiones, es este derecho a la libertad sexual viene siendo violentado desde siglos por los mercaderes de la fe, quienes sirviéndose del miedo y de la ignorancia de sus feligreses han constituido verdaderas castas de pedófilos y pederastas, particularmente en la curia de la Santa Iglesia Católica.

    En general todas las regiones trabajan con el miedo y la ignorancia de la gente, imponiendo así su poder sobre una masa de borregos sumidos y obedientes.

    El miedo es la principal herramienta para el control del ser humano, de ahí que todas las religiones eduquen en el miedo, miedo a las llamas del infierno, miedo a los demonios, miedo al castigo divino de un dios sobre el cual se predica que es todo “amor”.

    Las religiones, y en particular el Catolicismo, han impuesto sus dogmas a sangre y fuego, buscando que el miedo se apodere de las personas para así dominarlas, condicionarlas y manipularas. “Cuando el miedo se apodera de las personas se transforma en fobia”, advierte el psicoanalista Sigmund Freud.

    Nicolás Maquiavelo quien es considerado el fundador del pensamiento político moderno señaló: “Quién controla el miedo de la gente, se convierte en el amo de sus almas”.

    Si hablamos de ignorancia hablamos de dogma, aquel sistema de pensamiento que se tiene por cierto y no puede ponerse en duda.

    Quién vive en el dogma vive en la ignorancia pues renuncia  a la luz de razón, se somete  a vivir bajo la voluntad de un tercero, deja de ser una mujer y un hombre libre, para convertirse en un sirviente de los mercaderes de la fe, muchas veces obedeciendo mandatos de presbíteros  pedófilos y pederastas.

    Jean-Paul Marat, científico y médico francés, de actuar sobresaliente durante la Revolución Francesa, dijo: “Siempre una obediencia ciega supone una ignorancia extrema”.

    La actual pandemia que vive el mundo a causa del virus SARS-CoV-2 que causa la enfermedad llamada coronavirus  COVID-19, ha servido de cortina de humo para pedófilos y pederastas, pues la población ha centrado su  atención en los problemas causados por la Covid-19, olvidando transitoriamente los  crímenes aberrantes y miserables cometidos por los mercaderes de la fe de la Santa Iglesia Católica.

    Si bien es cierto que hay casos muy, pero muy excepcionales de decencia e integridad al interior de la Santa Iglesia Católica, prácticamente en su totalidad la Santa curia Católica tiene responsabilidad en los casos de pedofilia y pederastia cometido por sus miembros, pues no solo se es responsable por acción sino también por omisión, es decir, tiene responsabilidad no solo el autor sino también quién es  cómplice o encubridor.

    En Chile, por ejemplo, el informe del Obispo de Malta Charles Scicluna (2018), enviado del papa Francisco, contenía conclusiones sumamente devastadoras sobre la responsabilidad de la Jerarquía de la Santa Iglesia Católica Chilena en casos de abuso sexual, el cual  llevo a que el papa Francisco le pidiera a todos los obispo chilenos que pusieran sus cargos a disposición.

    La corrupción eclesiástica desde tiempos inmemoriales siempre ha girado en torno a los ejes sexual y financiero. Prueba de ello es el caso chileno del sacerdote Legionario de Cristo  John O`Reilly condenado por abusos sexuales retirados en contra de una menor.

    En defensa de John O`Reilly salió un número no menor de 1.084 firmas de la elite financiera y política chilena, que en una misiva  publicada en los diarios la Tercera y el Mercurio (2013), expresaban su total e incondicional apoyo a O`Reilly, en los siguientes términos: “No podemos callar frente al dolor infinito de un hombre inocente (O`Reilly) imputado por el más vil de los delitos”.

    En definitiva el sacerdote John O`Reilly resultó condenado a cuatro años de libertad vigilada como autor del delito de abuso sexual contra una menor de edad.

    El caso del obispo emérito Gonzalo Duarte de Cortázar, quién por más de 20 años fue la máxima autoridad de la diócesis de Valparaíso – Chile -, trata de su rol como encubridor en delitos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes de su diócesis en contra de cinco ex seminaristas del Pontificio Mayor San Rafael de lo Vásquez, durante los años 1992 y 2007.

    El sitio web de la organización BishopAccountability, ha identificado al menos a 122 clérigos  en Chile que han sido denunciados por abusos sexuales de menores.

    He aquí el Links con el detalle de los clérigos en chile denunciados por abusos sexuales:

    http://www.bishop-accountability.org/Chile/Banco-de-Datos/

    La Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico en Chile – https://www.redsobrevivientes.org/-, al 2020 muestra 310 casos de abusos sexuales de la Iglesia Católica de Chile, que incluye 2 cardenales, 7 obispos, 44 vicarios y directores de colegios católicos, 3 capellanes, 166 sacerdotes y párrocos, 15 diáconos, 58 hermanos y 15 laicos.

    En los últimos años se estimada que a nivel mundial existen, a lo menos, unas 100.000 víctimas de abusos sexuales por parte de miembros de la Santa Iglesia Católica. El Vaticano en sus informes estimada 600 denuncias cada año por abusos sexuales en la Santa Iglesia Católica.

    Dada la gran cantidad de casos de abusos sexuales cometidos por clérigos de la Santa Iglesia Católica, se debe tener presente que estos Santos servidores del Señor son psicópatas que viven de fe y de la ignorancia del pueblo.

    Un pedófilo y un pederasta es un psicópata, es decir, una persona enferma  (psicopatía) que sufre de un trastorno de personalidad y puede cometer actos delictivos muy graves sin mostrar ningún tipo de sentimiento de culpa. Por ejemplo, en un momento puede estar alabando al señor y celebrando la Santa Eucaristía, y al minuto siguiente puede estar abusando de un menor sin el menor remordimiento.

    El psiquiatra alemán Richard von Kraff-Ebing utilizó el termino Psicopatía sexual para referirse a las parafilias que son aquellos patrones del comportamiento de las personas en las que la fuente predominante del placer sexual no se encuentra en la relación sexual como tal, sino en alguna otra actividad u objeto.

    Destaca la obra de Richard von Kraff-Ebing titulada Psychopathia sexualis (1886), primer libro dedicado enteramente a las llamadas perversiones sexuales.

    Pues bien, si un seminarista debe permanecer a lo menos 7 años en el seminario para luego ordenarse como Sacerdote Católico, tiempo más que suficiente para que sus guías y mentores espirituales se informen sobre el contenido de los trabajos del psiquiatra Richard von Kraff-Ebing para así detectar en sus discípulos que han recibido el llamado de Cristo algún rasgo que de indicios de algún tipo de perversión sexual.

    Entre las muchas perversiones sexuales, es menester precisar la distinción entre pedófilo y pederasta, para iluminar el camino de todo buen seminarista.

    Un pedófilo es un adulto que siente atracción erótica o sexual por los niños, aunque no abuse de ellos.

    Un pederasta es un adulto que siente atracción erótica o sexual por los niños abusando de ellos, es decir, consumo su atracción mediante actos de abusos contra menores.

    Resulta no menos importante considerar que la Santa Biblia, libro de cabecera y guía moral de los Santos presbíteros, obispos y cardenales, incluido el Santo Padre, es un libro que contiene, además de un sinfín de crímenes, una larga serie de aberraciones sexuales tales como violaciones, incestos, pedofilia, entre otras.

    Por ejemplo: libro del Génesis 19:34,15. “El día siguiente dijo la mayor a la menor: He aquí yo dormí la noche pasada con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra y duerme con él, para que conservemos de nuestro padre generación. Y dieron a beber vino a su padre también aquella noche: y levantóse la menor, y durmió con él; pero no echó de ver cuándo se acostó ella, ni cuándo se levantó”.

    En definitiva, ante tanta miseria moral y perversión en ciertos mercaderes de la fe de la Santa Iglesia Católica, éstos presbíteros pedófilos y pederastas, fieles seguidores del dogma de su Santa Iglesia Católica, deberían recordar que tienen el deber de cumplir fielmente con las palabras del dogma que señala el evangelio de Mateo 18:5-6, el cual reza: “El que recibe en mi nombre a un niño a mí me recibe. Pero si alguien hace caer en pecado a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le amarraran al cuello una piedra de molino y lo tiraran al mar”.

    Carlos Francisco Ortiz

    Recibido el 19 de febrero del 2021


    Colaboraciones a edicionesapestosas[arroba]riseup.net


    Nuevos Constituyentes: Intelectuales versus Tecnócratas y oportunistas

    Thumos Griego: La Utopía de una Reforma a Carabineros de Chile

    Distopía y Necropolítica

    Read More »
1 2 3 … 259 »

Ediciones La Peste

  • 4 diciembre, 2019 • 1675

    A qué se refieren cuando hablan de paz? – CrimethInc

    “Este ensayo proviene del colectivo anarquista norteamericano Crimethlnc. Fue publicado el año 2014 durante las...

    Ediciones Read More

  • 24 julio, 2016 • 11788

    Centros Sociales Okupados: La metrópolis y la auto-organización

    Presentación La autonomía y la autogestión se construyen colectivamente y necesitan espacios y medios de expresión...

    Ediciones Read More

  • 27 julio, 2015 • 8489

    El poder y el Estado: reflexiones sobre la dominación -compilación-

    Prólogo La compilación de textos a continuación nació de discusiones grupales como de reflexiones individuales de...

    Ediciones Read More

  • 27 julio, 2015 • 8279

    Organización ácrata: propuestas y debates -compilación-

    Prólogo ¿Cómo organizamos nuestra acción como anarquistas? La respuesta a esta interrogante ha presentado tantas...

    Ediciones Read More

  • 27 julio, 2015 • 5997

    Perspectivas y debates anarquistas sobre el poder -Compilación-

    Prologo Si el objetivo de todx revolucionarix es la destrucción de la dominación y las relaciones asimétricas que...

    Ediciones Read More

  • Ediciones La Peste

La pestezine

  • 27 julio, 2015 • 5125

    La Pestezine 14

      Editorial Variadas cosas han pasado en la región chilena desde nuestro último número. El atentado en el...

    La pestezine Read More

  • 29 octubre, 2014 • 4704

    La pestezine 13

    Editorial Luego de un más que largo tiempo volvemos. Ahora con “nuevxs” viejxs payasxs, que cambiando su nombre...

    La pestezine Read More

  • 2 diciembre, 2013 • 4082

    Pestezine 12

    Contenido -La ley no es justicia -De la negación violenta de la realidad imperante, al   proyecto critico de...

    La pestezine Read More

  • La pestezine

  • 3 marzo, 2021 • 218

    Periódico Confrontación #6 enero-febrero 2021

    Biblioteca & Hemeroteca Read More

  • 2 marzo, 2021 • 158

    El forajido

    Biblioteca & Hemeroteca Read More

  • 1 marzo, 2021 • 419

    Conociendo al enemigo/a: el fascismo y sus distintos auges en chile

    Biblioteca & Hemeroteca Read More

  • 16 febrero, 2021 • 842

    De Armas, Cables y otros Artefactos – Colectivo Disonancia

    Biblioteca & Hemeroteca Read More

  • 6 febrero, 2021 • 542

    Complicidad y solidaridad revolucionaria: Informativo respecto a la situación de lxs compañerxs anarquistas Mónica y...

    Biblioteca & Hemeroteca Read More

  • 6 febrero, 2021 • 434

    Contrainformativo sobre el TPP-11

    Biblioteca & Hemeroteca Read More

  • 6 febrero, 2021 • 1772

    Pequeño manual introductorio para el cuidado de semillas

    Biblioteca & Hemeroteca Read More

  • 5 febrero, 2021 • 322

    Anarquismo y creatividad

    Biblioteca & Hemeroteca Read More

  • 2 febrero, 2021 • 6917

    Fanzine: Plantas, anticoncepción y aborto

    Biblioteca & Hemeroteca Read More

  • 29 enero, 2021 • 643

    Simon Springer: Las raíces anarquistas de la geografía. Hacia la emancipación espacial

    Biblioteca & Hemeroteca Read More

  • 8 febrero, 2021 • 499

    (Documental) La voz del Viento: Semillas de transición – 2012

    Audiovisual Read More

  • 21 enero, 2021 • 625

    (Documental) Humo: reflexiones más allá de las quemas

    Audiovisual Read More

  • 3 enero, 2021 • 884

    Documental sobre la vida del compañero Sebastián “Angry” Oversluij

    Audiovisual Read More

  • 14 septiembre, 2020 • 479

    La Cocina de la Historia: EP10 – Las libertarias en México

    Audiovisual Read More

  • 7 septiembre, 2020 • 478

    La Cocina de la Historia: EP9 – Represión al anarquismo y trabajadores en Chile

    Audiovisual Read More

  • 31 agosto, 2020 • 460

    La Cocina de la Historia: EP8 – Anarquistas italianos en Argentina y Brasil

    Audiovisual Read More

  • 24 agosto, 2020 • 623

    La Cocina de la Historia: EP7 – Mujeres Anarquistas en Chile

    Audiovisual Read More

  • 19 agosto, 2020 • 511

    La Cocina de la Historia: EP6 – Anarquistas y policías en el Atlántico sudamericano

    Audiovisual Read More

  • 8 agosto, 2020 • 572

    La Cocina de la Historia: EP5 – Medicina anarquista y revolución sexual en Argentina

    Audiovisual Read More

  • 31 julio, 2020 • 536

    La Cocina de la Historia: EP4 – Anarquismo en América Central y el Caribe

    Audiovisual, Sin categoría Read More

  • 26 julio, 2020 • 587

    La Cocina de la Historia: EP3 – Anarquismos y libertad sexual en Argentina

    Audiovisual Read More

  • 19 julio, 2020 • 624

    La Cocina de la Historia: EP2 – El Anarquismo en Puerto Rico

    Audiovisual Read More

  • 11 julio, 2020 • 1460

    (Documental) “Estallido Social en Chile” – 2020

    Audiovisual Read More

  • 10 julio, 2020 • 860

    La Cocina de la Historia: EP1 – El Anarquismo en Bolivia

    Audiovisual Read More

  • 2 junio, 2020 • 750

    (Documental) Élisée Reclus, Passion du Monde – 2015

    Audiovisual Read More

Comentarios recientes

  • Shooo en Fanzine: Plantas, anticoncepción y aborto
  • kevin en La nueva ultraderecha latinoamericana (1992-2018)
  • Mikel Orrantia Diez -Tar en El poder y el Estado: reflexiones sobre la dominación -compilación-
  • rAf en Flor(A): nuevo espacio anarquista en Valparaíso
  • Paz.Z en Ruymán Rodríguez: Anarquismo de barrio. Una tesis superadora + Charla de de la FAGC sobre Anarquismo de barrio

La Peste. 2019. Santiago, región chilena. Nuestro proyecto nos reúne para transgredir aquello que nos somete y reprime a diario. Lo que significa destruir aquellos patrones, visiones y pensamientos capitalistas y patriarcales. Lejos de imponer visiones, buscamos el desprendimiento de cualquier pensamiento preestablecido y dominante, e instaurar la libertad de poder pensar, crear, dialogar, criticar y discutir.